Política

Teo es más tontillo que Iván

Pensaron que era coser y cantar y la que se los comió con patatas fue ella a ellos

España le debe a Ayuso no sé cuántas. Para empezar, el adiós a la política del multimillonario Iglesias, tarea en la que humildemente algo tuvo que ver también un servidor. Para continuar, la mayor bofetada que se ha llevado el psycho monclovita en tres años. Y, para rematar, una en la que nadie ha reparado: el adiós de ese chaquetero de marca mayor que es Iván Redondo. El supuestamente mejor spin doctor del mundo-mundial convenció a su ex baranda de la necesidad de poner en marcha una operación de acoso y derribo a la presidenta nada más ser elegida en 2019. El leitmotiv del ¿genio? del sospechoso tupé es que la popular es «tonta» y está «loca». La legión de periodistas de argumentario de izquierda obedecieron ovinamente la consigna. No había tertulia en la que no abundaran en la cuestión. Luego aderezaron la mafiosesca campaña con el bulo de que es «una corrupta» porque Kike Sarasola le había «regalado [sic]» la estancia en un apartahotel cuando enfermó de Covid y se aisló para no contagiar a su entorno. Pronto se comprobó que era otro bulo de la factoría Redondete: no era un regalo ni tampoco un chollo porque cobrar a 80 euros la noche en un establecimiento vacío se antojaba más un sablazo que el cohecho impropio que nos vendían. Nunca en mi vida he visto una campaña tan bestia, tan predeterminada y tan intensa cuantitativa y cualitativamente. Lo normal es que la hubieran destrozado, que de ella no quedasen ahora mismo ni las raspas, que la poltrona de Sol la ocupase un trasero de izquierdas o que, incluso, el tal Aguado fuera presidente. Fueron muy tontos. Si me hubieran preguntado a mí o a algún otro de los que la conocemos bien les habríamos aconsejado que la ignorasen o que aguardasen ese error monumental del que ningún político está exento. Prepotentes como son, pensaron que era coser y cantar y la que se los comió con patatas fue ella a ellos. Cambió la historia y alteró el curso demoscópico nacional, logrando que donde antes había como mucho un empate técnico Sánchez-Casado ahora exista un gap de casi 30 escaños a favor del popular. Todos felices. El PP estaba en la gloria y a su secretario general, Teodoro García Egea, no se le ocurrió mejor cosa que declarar la guerra a Ayuso, a la que no para de zurrar orgánica e institucionalmente y a través de sus sicarietes cibernéticos con cara de tonto a las tres. Una opción como otra cualquiera… si no fuera porque el antecedente de Iván Redondo demuestra que atacar por tierra, mar y aire a nuestra protagonista tiene efecto bumerán. Cada campaña contra ella ha reventado la cabeza a sus instigadores. Yo pensaba que Teo era más listo. Es lo que se le presupone a un teleco. Pero no: es tan lerdo como Redondo, perdón, bastante más, porque cualquiera que quiera asesinar civilmente a la presidenta debería aplicar un modus operandi antagónico. Qué bien les habría ido a los dos si hubieran echado mano de ese refrán que nos soltaban nuestras madres de pequeñitos: «No hay mejor desprecio que no hacer aprecio». Tengo tan pocas dudas de que, a pesar de esta profunda tontería, Pablo Casado será el próximo presidente del Gobierno, como de que Isabel Díaz Ayuso arrasará en el PP de Madrid y de que el campeón del mundo de lanzamiento de aceitunas no es el listillo que nos parecía sino un tontillo. PD: a ver cuánto tardan sus matoncetes retrasules en volverme a difamar, calumniar o injuriar cuando lean esto.