Energías alternativas

Alzando la voz de la Ingeniería

El coste de tener un sistema de generación eléctrica constituido solamente por renovables será mayor, porque o necesitan energía de respaldo (gas) o necesitan almacenamiento.

España está entrando en una encrucijada energética preocupante que se manifiesta en la subida de los precios de la luz y del gas, derivada de los problemas en el suministro de materias primas. ¿Cómo podemos reaccionar ante esto? El conocimiento técnico de la sociedad respecto a la cuestión medioambiental, impide apreciar, en su verdadera dimensión, las dificultades en las que nos encontramos. Esta crisis deriva de una política inadecuada en materia de energía en los últimos años; en la cual han primado factores ideológicos sobre los elementos de carácter técnico.

El Gobierno de España, ha decidido cerrar y desmantelar todas las centrales nucleares. Esta medida va mucho más allá de la moratoria sobre la construcción y apertura de nuevas centrales, decidida en su tiempo por Felipe González, ya que ahora se pretende destruir y borrar toda posibilidad de poder volver a contar con dicha tecnología en nuestro mix energético. En mi opinión es un error mezclar medio y objetivo. El medio es la tecnología nuclear. El objetivo, la lucha contra el cambio climático. Uno está supeditado a las leyes de la física, el otro a las leyes de la sociedad humana. Decidir que un objetivo de la sociedad española es luchar contra el cambio climático es del dominio de los políticos. Pero el cómo, requiere otro tipo de conocimiento que compete a los ingenieros ( como dijo JFK).

La parada para recarga de combustible de 3 centrales nucleares en este mes de noviembre, va a tener consecuencias negativas. Primero, a corto plazo, habrá necesidad de quemar gas natural y carbón para reemplazar la generación eléctrica nuclear, lo cual conlleva aumento de la contaminación. Aunque el gobierno abandera la descarbonización de nuestra economía, estaríamos reemplazando la energía nuclear, que no emite CO2, por el gas, que emite 400g de CO2 por KWh de electricidad generada, y por el carbón, que emite 1000g de CO2 cada KWh, lo que se traduce en emitir 777.600 t de CO2 , si las sustituyéramos por gas, durante el mes que dura la parada; o casi 2000millones de t de CO2 si se sustituyeran con carbón. Asimismo, con el cierre del gasoducto proveniente de Marruecos deberemos importar gas por metaneros, lo que conlleva aún más emisiones de CO2… Y no hemos hablado del gas natural importado de Estados Unidos que proviene del fracking, técnica prohibida en España. Todo se reduce a un espejismo verde, pero hipócrita y contradictorio. En España se prohíbe el fracking pero se compra el gas producido por este medio en USA. No quiero energía nuclear pero la adquirimos en Francia. Y así en otros campos.

Las consecuencias a medio y largo plazo de un cierre nuclear, serán también geoestratégicas al aumentar nuestra dependencia de países políticamente inestables, como Argelia, o poco fiables como Rusia.

¿Cuáles serán las consecuencias para los ciudadanos? Primero, esa decisión impactará directamente en nuestro bolsillo con subidas en los precios de la luz; sin ningún motivo, ya que, tendremos que seguir gestionando los residuos nucleares, con su correspondiente coste, pero ahora sin el beneficio que obteníamos. Por otro lado, el coste de tener un sistema de generación eléctrica constituido solamente por renovables será mayor, porque o necesitan energía de respaldo (gas) o necesitan almacenamiento.

La eólica o la fotovoltaica, no son energías gestionables: Cuando actualmente se nos insiste en que introducir más renovables de este tipo, va a reducir el coste de la energía eléctrica, se nos está mintiendo, porque si bien es cierto que su coste de generación actual está entre 25 y 30 euros/MWh al no ser gestionables, requieren necesariamente de respaldo (200 euros/MWh actualmente).

Hay renovables gestionables (termosolar, biomasa, geotérmica..) pero sus costes son elevados. Esto no significa que no debamos poner renovables, sino que debemos ser conscientes de sus costes... Existe otro camino. Combinar las renovables, con tecnologías no intermitentes y no contaminantes, como son la termosolar y la nuclear.

Una planificación energética sólo bajo los parámetros: descarbonizar, minimizar la dependencia energética de países geopolíticamente inestables, mantener la estabilidad del sistema y al mínimo coste, la energía nuclear tendría que estar obligatoriamente en cualquier mix que se plantease y así, podríamos pensar en construir nuevos reactores nucleares para 2040, a tiempo para cumplir nuestros compromisos medioambientales; mientras podemos alargar la vida de nuestras centrales nucleares 20 años más.

Progresar es mirar al futuro para mejorar lo presente, pero conservando lo bueno y lo que da estabilidad a nuestra situación. La solución está en el equilibrio obligado, y por ello no se trata de elegir entre nuclear o renovable, sino de complementarlas de manera eficaz. En definitiva, respetar la neutralidad tecnológica, integrando las fuentes energéticas de una manera adecuada para alcanzar los objetivos de descarbonización a precio asumible.

Yolanda Moratilla, es presidenta del C. Energía y RRNN del IIE, Académica de la RADE y profesora en Universidad Comilllas -ICAI.