
Casa Real
D. Juan Carlos, sucesor a título de Rey
Si hace dos días recordábamos el 46º aniversario de la muerte de Franco, que significó a su vez el final de una intensa etapa de nuestra historia, hoy corresponde hacer lo propio con la proclamación del hasta ese momento Príncipe de España, D. Juan Carlos I como su sucesor a título de Rey. Se abría una nueva etapa plagada de incógnitas, pero con la certeza de que a Franco se le sucedía, pero no se le «sustituía», pues no era posible un «franquismo sin Franco», como algunos deseaban. Desde el primer momento, D. Juan Carlos tuvo clara esa idea, a la que Torcuato Fernández Miranda, nombrado por él Presidente de las Cortes, se encargó de marcar el guion legal. «De la ley a la ley» fue la consigna, para que un año después fuera aprobada en referéndum nacional la Ley para la Reforma Política, investida de ley fundamental, y que dos años después alumbró a la vigente Constitución.
El motor del cambio fue la Corona, con Torcuato de estratega legal y Adolfo Suárez de táctico político. Se consiguió romper con la historia de gran parte del constitucionalismo español del siglo XIX y XX, donde la Carta Magna reflejaba la correlación de fuerzas existente en el correspondiente momento de su promulgación, lo que le daba un acento de transitoriedad y división permanentes. Desde el principio D. Juan Carlos quiso ser el Rey «de todos los españoles», dando por superada la división histórica de la Guerra Civil, abogando por una Constitución de todos y para todos, y que nos facilitara la deseada y necesaria incorporación a la entonces Comunidad Económica Europea. Bajo su reinado se produjo con total normalidad constitucional la alternancia en el Gobierno entre la UCD y el PSOE primero, y entre éste y el PP después, con su máxima expresión de normalidad 39 años después con la sucesión a la Corona en la persona de su hijo, entonces el Príncipe de Asturias, hoy Rey Felipe VI, en junio de 2014. Colaboraron a ese objetivo el Gobierno de Mariano Rajoy y el PSOE, gracias al sentido de Estado del entonces Secretario General Alfredo Pérez-Rubalcaba.
Aunque los latentes podemitas del momento intentaron malograr ese tránsito buscando otro 14 de abril, los días transcurridos desde el 2 de junio de 2014 hasta la proclamación el 19 de junio, transcurrieron sin especiales incidentes. Fue un plebiscito popular y político hacia la gestión de D. Juan Carlos que asentó la Corona en el papel atribuido por la Carta Magna. El Rey «reina pero no gobierna», aunque en situaciones límites ambos tuvieron que dar la cara ante sendos intentos de golpes de Estado. Y salvaron la situación.
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