Yolanda Díaz

La «saudade» de la vicepresidenta

Circula masivamente por internet un vídeo con una declaración cuasi institucional por parte de la Vicepresidenta segunda del Gobierno y Ministra de Trabajo, Yolanda Díaz que, en un tono muy pedagógico y convincente, se dirige al auditorio para anunciar que hoy «la justicia social es justicia climática». Según ella, en realidad ambas son las dos caras de una misma moneda: «Hoy toda justicia y toda política son climáticas».

Así de rotunda se expresa la nueva líder de la izquierda comunista. Para ella no hay política exterior, ni económica, ni de transportes, ni social, ni de nada. Todo es política climática, lo cual nos lleva a pensar qué políticas desarrollaba el mundo cuando no existía política climática conocida. O lo que es lo mismo, que la política ha nacido ahora con ella, lo cual no es coherente con el Manifiesto comunista de Marx y Engels de 1848 que entusiásticamente prologó ella misma en una reciente edición conmemorativa del Centenario del PCE en el que milita: En dicho texto no consta que se aludiera a la política climática como inexcusable objetivo para la liberación y dictadura del proletariado.

Dado que el cambio climático es nuestro principal reto como humanidad, la vicepresidenta exige que se obtenga un «Pacto verde europeo», que debe situar el «trabajo decente en el centro, que apueste por un crecimiento inclusivo y sostenible y por el ensanchamiento democrático de nuestras sociedades». Con toda solemnidad alude a la «saudade» como concepto difícil de traducir, que define en portugués y en galego «la tensión existente entre la inquietud de no llegar y la alegría de seguir, la tensión irresoluble entre el pasado y el futuro, entre la incertidumbre y la esperanza». De esta manera, afirma que cree firmemente que, «entre la parálisis y el miedo, esa “saudade” dinamiza el proyecto de transformación y la labor de su Gobierno, a pesar de las resistencias; movido por las discrepancias entre lo real y lo posible, y centrado en objetivos concretos y metas ambiciosas».

Como ven todo está muy claro para Yolanda Díaz en su responsabilidad como gobernante: se trata de hacerlo con «saudade». Y con esa idea tan «escurridiza», afrontar objetivos concretos y ambiciosos. Lástima que para acabar de aclararnos no nos concrete esas elevadas metas, «en portugués o en galego», o en castellano, como ella lo expresa. Pero seguro que con «saudade» las alcanzaremos. De momento, los sindicatos y los empresarios van a negociar los convenios con «saudade» y con el objetivo de conseguir la justicia climática en los sectores económicos y las empresas. Pero, ante todo, que el convenio colectivo sea inclusivo y sostenible.