Pedro Sánchez
Cordones sanitarios... a la carta
Sánchez ha conseguido dormir a pierna suelta con sus compañeros de cama, pero otros no lo tendrían tan fácil
Pues a tenor del aumento de la presión y del fuego cruzado de mensajes dirigido al líder del PP parece que ahora debería ser el propio Pablo Casado, quien emulando al Pedro Sánchez de antes de las elecciones saliese anunciando sus dificultades para poder conciliar el sueño, en caso de pactar con Vox. Según va reflejándose en los sondeos la tendencia todavía no consolidada de una posible suma de las dos derechas, parece ir imponiéndose un trágala enfocado hacia el partido popular, que de prosperar dejaría a la formación de Casado poco menos que deslegitimada para llegar a cualquier acuerdo con eso que llaman la “extrema derecha” y que hoy por hoy -no nos engañemos- parece la única llave para el posible regreso de un presidente del PP a la Moncloa. Resulta como poco paradójica la utilización de según qué varas medir a la hora de exigir determinados compromisos en el establecimiento de líneas rojas o cordones sanitarios. Resulta que algún tipo de acuerdo del PP con la derecha contigua vendría poco menos que a poner en serio peligro los fundamentos de nuestra democracia, empezando por una hipotética investidura presidencial que se pondría en entredicho desde el minuto uno, pero meter en el gobierno a declarados anti sistema o pactar presupuestos del estado, reforma laboral y otras nada menores cuestiones con formaciones radicales del mundo independentista o grupos reciclados desde la violencia armada que aún no condenan el terrorismo, sí se corresponde con el armonioso y legítimo juego democrático.
La realidad actual del juego de fuerzas en la política española, en nada se corresponde ya con la de hace algunos años, empezando por un cuestionamiento del bipartidismo que imposibilita a cualquier formación obtener mayorías absolutas y obligando consiguientemente a todo tipo de pactos. Tal vez por ello asumida esta situación resulte más chocante la estrategia dudosamente rentable de señalar a un peligroso dóberman -léase lo ocurrido en Madrid el “4-M”- y de mostrar como la “bicha” a cualquier acuerdo entre las derechas, como si los escaños procedentes de millones de votos estuvieran de entrada contaminados. Esta es tal vez una de las primeras tareas pendientes del PP nacional, porque no es lo mismo gobernar en solitario tras un excelente resultado electoral recibiendo apoyos muy puntuales y testimoniales de un Vox minoritario como ocurre en Madrid y previsiblemente ocurrirá en Andalucía y Castilla-León, que entenderse con una formación que superase los 60 escaños. Sánchez ha conseguido dormir a pierna suelta con sus compañeros de cama, pero otros no lo tendrían tan fácil. De nuevo los cordones sanitarios…solo para una parte.
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