Cataluña

Consuelo pélvico

Las convicciones pueden moldearse según la estación, pero el sueldo es constante, no fastidies

Este fin de semana han podido reabrir por fin los últimos locales de ocio que tenían restringida su actividad. Para celebrarlo, la presidenta del parlamento regional catalán se ha ido de juerga con los suyos y ha participado en un corte de circulación indepe que su propio gobierno cuestiona. Fue un paso más en ese declive de ridículo con la que se están vaciando de prestigio las instituciones catalanas hasta convertirlas en un simple guiñol.

En los tiempos de los políticos honestos, cuando un representante de los votantes estaba apasionadamente en desacuerdo con alguna iniciativa de su propio gobierno, expresaba su disconformidad dimitiendo. Ahora no hay nadie que dimita ni muerto. Pueden intentar quedar bien con sus votantes y hacer gestos de cara a la galería fingiendo que apoyan esto o lo otro, pero renunciar al sueldo público o la dieta solo por las ideas, eso ni se les ocurriría. Al fin y al cabo, llevan años trepando para acceder a esos chollos y no van a renunciar a ellos ahora solo por convicciones, hasta ahí podríamos llegar. Las convicciones pueden moldearse según la estación, pero el sueldo es constante, no fastidies. Laura Borràs es aquella genio que, encabezando un partido emblemático del catalanismo de derechas, se autocalificó de persona de izquierdas ante la sorpresa de todo el mundo. O sea, resulta ahora que en el catalanismo no hay conservadores, todo son progresistas. Incluso Jordi Sánchez dice que hablar de derechas e izquierdas es tramposo hoy en día. Eso convierte a Cataluña en el lugar más chocante del mundo: un lugar rebosante de conservadores y reaccionarios que se avergüenzan de ello y niegan serlo.

La cultura moderna es muy elemental; elude la complejidad y grita más que una mezzosprano. Todo se dirime entre titulares y tertulianos a golpe de vociferación argumental. Es normal que la población, ante esa única perspectiva que se le ofrece de danzas tribales, prefiera bailar a su aire.