Opinión

Viviendo en la confusión

No sé ustedes, pero mi estado emocional se podría definir como confuso. La guerra es desorientadora, la mente distorsionada de un tipo que está dispuesto a todo como el tal Putin no sabemos cómo puede evolucionar ante el conflicto bélico que él mismo ha puesto en marcha. Gentes que inician un éxodo sin sentido, que abandonan sus hogares bombardeados dirigiéndose a ninguna parte. O sí, porque Europa, en un hecho sin precedentes, en un acuerdo histórico, ha abierto una entrada ilimitada a los refugiados ucranianos que huyen del horror, del hambre y de la muerte. Me manda Cristina Oria un mensaje contándome que se ha unido a unido a WCK España como embajadora para poder dar visibilidad a este gran proyecto y pasarme el link del crowfunding para quien quiera hacer un donativo, por mínimo que sea, porque todo suma. Acabo de hacerlo, no solo para tranquilizar mi conciencia sino para arrimar el hombro, que es lo que hay que hacer en estos momentos de angustia y evitar en lo posible una hambruna que ya es realidad, reflejada en los rostros de los más débiles, que son los niños, que no tienen culpa de nada y que no vinieron al mundo para esto.

La verdad es que a una se le corta el rollo y no le apetece seguir con otras vainas más locales y hasta más lúdicas, porque hablar del menú a diez manos que le brindó Madrid Fusión en el Ritz a Robert de Niro por apoyar el congreso me divertiría, pero en otra circunstancia. En la actual me parece obsceno, así que vamos a pasar a otra cosa.

La despedida de Casado ha sido tan fútil como innecesaria, pero entiendo que había que dejarle ese minuto de último protagonismo porque lo que es pasar a la historia, lo hará de forma intrascendente, como Hernández Mancha, que lo único que hizo fue ponerle a la formación como sintonía aquella canción “It’s the final countdown” del grupo Europa. Recuerdo que en aquel tiempo, si no me equivoco, el partido aún se llamaba Alianza Popular y el cachondo del Forges lo llamaba en sus chistes “Afananza Pandillar”. Tronchante. Como tronchante era también el pequeño personaje de las gafitas colocado por don Manuel. Pero hete aquí que ya ha entrado en escena y con la voz entrecortada por la emoción el gallego, aún sin su cuadrilla, y las encuestas están ya que echan chispas -y el dodotis de Sánchez también-, porque aquí se acabó el divagar y el insultar. Aquí vamos a entrar en materia con el objetivo de desalojar a esos mil y pico colaboradores, que mucho dan que pensar al maestro Luis María, ya que entre todos pueden tramar la fórmula perfecta de un pucherazo al estilo bolivariano dejándonos a los españolitos con cara de tontos. Fijémonos en que para todo encuentran acomodo estos socialcomunistas. Pasen y vean: “Una fundación andaluza cargaba el gasto en clubes de alterne a la partida de relaciones públicas”, y, visto así, hasta le encuentro justificación. Irse a putiferios formaría parte de lo que entendemos como socializar, agarrándolo con pinzas, claro…Pero si hablamos de alguien a quien gustaba socializar, esa persona era la añorada y tan querida Carmen Balcells, de quien me llega su biografía exquisitamente narrada por la gran Carme Riera, escritora y académica de la RAE, quien invirtió más de tres años en este trabajo de quinientas páginas que me envía y que leo con tanto entusiasmo como emoción. Gracias Carme. Nuestra gran madre, como siempre se la llamó, estará desde algún sitio observándolo con regocijo.

CODA. El Rey Juan Carlos ha sido exonerado definitivamente de la basura que sobre él quisieron verter. Ya se sabe que quien con putas se acuesta, puteado se levanta, pero un Jefe de Estado como él no merecía el trato recibido por un pueblo a quien tanto benefició ni por una institución que resucitó en medio del merdero del franquismo. Pero la ingratitud humana, y, sobre todo hispana, no tiene límites.