Política

Sánchez, aplausos y una crisis menos pasajera

Unas cuantas subvenciones no son la solución si el «shock» energético es menos pasajero como predice Andrew Bailey

Andrew Bailey, gobernador del Banco de Inglaterra, cree que el «shock de los precios de la energía este año será mayor que el de los años setenta» del siglo pasado, tras la guerra del Yom Kippur en 1973. Pedro Sánchez es más optimista y ante el descontento popular aprueba una serie de medidas «temporales» porque está convencido de que estamos ante «un aumento temporal de la energía y los carburantes». El presidente necesita congraciarse con su clientela y persigue un difícil aplauso general, mientras sus asesores en la Moncloa han dudado hasta el último minuto si los ministros debían repetir la escena de julio de 2020, cuando todos le aplaudieron antes de entrar en el Consejo de Ministros, al día siguiente de que la Unión Europea aprobara la concesión de los 140.000 millones de los fondos Next Generation, el «maná europeo». Ahora también vuelve de Bruselas con la «excepcionalidad energética ibérica» debajo del brazo, conseguida de forma épica, según el relato oficial, pero nuevos aplausos ministeriales podrían ser malinterpretados en estos momentos.

El Gobierno tenía que mover ficha y ha empezado a hacerlo con guiños, más o menos tangibles, a los ciudadanos en forma de puesta en marcha de medidas para reducir los precios de la energía y los carburantes, a las que se unen otras, todavía más intervencionistas como limitar la subida de los alquileres y prohibir el despido objetivo por causas de la guerra de Putin. Los controles de precios suelen ser populares, pero pueden ser contraproducentes. Sánchez tendrá un aplauso moderado por subvencionar los carburantes y topar el precio del gas para que baje la electricidad, pero para muchos –quizá demasiados– será poco. El que pueda ser popular no significa que sea lo mejor. Las medidas del Gobierno tendrán un coste, que pagarán todos los ciudadanos aunque la gasolina y el gasóleo les cueste menos. «Puedo equivocarme, pero no está claro que sea una buena idea», dijo el primer ministro holandés Mark Rutte cuando la Unión Europea accedió a la excepcionalidad europea. El miércoles Sánchez presentará a Rutte en Madrid, en la Fundación Carlos de Amberes, en donde el holandés pronunciará la llamada XVI Lección Conmemorativa, que él ha titulado «El que decide es nuestro carácter, una respuesta europea a la nueva realidad». El inquilino de la Moncloa espera que esa nueva realidad sea temporal, pero unas cuantas subvenciones no son la solución si el «shock» energético es menos pasajero como predice Andrew Bailey.