Pedro Sánchez

Campo de minas

En doce meses estaremos en plena campaña en más de 8.000 municipios y varias comunidades autónomas como Madrid, Castilla la Mancha, Cantabria, Baleares o Extremadura.

Además, Andalucía y Valencia pueden convocar en cualquier momento. Las del Sur deberían celebrarse antes de diciembre y Ximo Puig también en 2023 aunque no tienen por qué coincidir con el resto.

A pesar del tiro que se disparó en los pies el PP, con la tremenda crisis que supuso la guerra entre Casado y Ayuso, el mapa electoral se le ha complicado a Pedro Sánchez que, públicamente se ha comprometido a agotar la legislatura, pero la situación económica y política en ese momento puede ser asfixiante para él.

Andalucía, Madrid y Valencia, han sido, tradicionalmente, los tres graneros más importantes de voto socialista pero, a excepción de Valencia, en donde Puig revalidará sin problema, las expectativas son catastróficas.

El PSOE andaluz, hasta hace cuatro años la federación socialista más infranqueable, no levanta cabeza. Espadas no termina de convencer y Moreno ha emergido como una pieza clave de la política nacional gracias a Feijóo.

El PSOE de Madrid es un erial. Relegados a tercera fuerza y con un liderazgo sumamente débil, ahora afronta otro asunto más de corrupción que ha provocado la exigencia de abandono del acta parlamentaria de una diputada que, por cierto, ha sido uno de los principales bastiones del sanchismo en Madrid.

Feijóo ha llegado en el mejor momento posible y ha conseguido sacar a flote una nave que parecía hundirse definitivamente, las cartas de Sánchez, en este escenario, le ofrecen pocas jugadas.

El desgaste producido por la situación y la poca empatía que genera en el electorado, hacen que su mejor baza electoral haya sido, hasta el momento, la de ser el mal menor.

No tiene el tirón personal suficiente para levantar electoralmente los territorios y, las regiones en donde presidentes socialistas como García Page o Fernández Vara tienen un respaldo sólido, no aportan voto nacional suficiente como para darle una mayoría suficiente.

Por tanto, agotar la legislatura es una operación peligrosa y un adelanto electoral supondría celebrar elecciones en el último trimestre del año. Es posible que en Génova y San Telmo estén haciendo este análisis, por lo que, si los sondeos son favorables, pudieran coincidir generales y andaluzas, cosa que no es buena para el líder socialista.

Sánchez, con su férreo control interno, ha anulado todo conato de liderazgo local, ahora está en un campo de minas.