Cultura
A quién le importa
Ser feliz significa amar la situación en la que estés, aceptar lo que tienes, disfrutar cada instante y no vivir en un momento ficticio que quizás jamás llegue
«A quién le importa» es el musical que triunfa en la Gran Vía madrileña en su segunda temporada de éxito. Una mezcla perfecta entre diversión y nostalgia. Pero no una nostalgia dramática ni mucho menos triste, sino un regreso eufórico e ilusionante a esos momentos inolvidables que han quedado asociados a eternas canciones de los años 80 y 90.
Un entrañable espectáculo que a ojos de un público de cualquier edad, literalmente, vuela. Ya el comienzo es muy original: tres amigos (El Pupas, El Friki y La Puri) quieren volver a montar una banda de música y hacen un casting con el público del teatro.
Finalmente aparece La Rizos que es la elegida para tocar la batería, y comienza una aventura que te mantiene en suspense hasta el final.
La música ha llenado cada periodo de mi vida, además, dos de mis tres hijos son melómanos y amantes de la batería. Pues uno de ellos, el mayor (9 años), fue seleccionado en el casting previo al musical y subió al escenario a tocar la batería. ¡Imaginaos lo que supuso para su familia que babeaba desde el patio de butacas!
Sabor de amor, Chiquilla, Carolina… son canciones que nos tocan el corazón, por los momentos asociados a ellas, pero también porque la música nos llena de vida, nos conmueve, nos eleva, nos transporta.
La música invade el alma y nos llena de fuerza. Ciertamente, es un musical tan emotivo y divertido, que (más aún después de una pandemia) nadie ha de perderse.
Me gustan las canciones que emocionan hasta hacernos estremecer. Ya lo decía Pablo Neruda: «Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no escucha música, quien no halla encanto en sí mismo».
Ser feliz significa amar la situación en la que estés, aceptar lo que tienes, disfrutar cada instante y no vivir en un momento ficticio que quizás jamás llegue.
Y la musicoterapia funciona ¡doy fe!
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