Alberto Núñez Feijóo

Palmeros y ocurrencias

Paradójicamente, la mayor validez que tienen los sondeos electorales no tanto reflejar el estado de intención de voto como crear un estado de opinión, es el efecto de querer estar con la mayoría. Si existe el convencimiento general de que habrá cambio, pocos querrán quedarse con lo que hay.

Los estudios publicados, tanto por medios de derecha como de izquierda, apuntan a una posible victoria del PP. Las elecciones andaluzas ratificarán o desmentirán el famoso “efecto Feijóo” pero, de momento, el viento juega a su favor.

Además, el gallego le vienen de perlas los errores del equipo presidencial, que parecen jugar a su favor cuando apagan los fuegos con gasolina. Por ejemplo, el espionaje a los independentistas ha derivado en una crisis interna en el gobierno sobre responsabilidades del pinchazo telefónico a Sánchez. Toda una ocurrencia hacerlo público.

Detrás de estas cosas suele estar Bolaños, que intentó matar dos pájaros de un tiro: desviaba la atención y la presión que lleva ejerciendo el separatismo desde hace unos días y, de paso, dejaba tocada a la ministra de Defensa, que es un serio rival para sus elevadas ambiciones personales.

El resultado es una pérdida de credibilidad de las instituciones del Estado y, en particular, del gobierno en su conjunto.

El culebrón no ha terminado, se librarán más batallas internas. Leeremos filtraciones interesadas desde Moncloa dirigidas contra miembros del gabinete, fuego amigo disparado a la cabeza. Ya veremos si el poliministro de Presidencia consigue salir ileso.

Electoralmente, Sánchez tendrá dos tentaciones, una antes de las andaluzas y otra después. La primera será encontrar un motivo de confrontación con Vox de cara a junio.

Cuantos más focos se pongan sobre los ultras, peor para Feijóo, y el PSOE necesita neutralizar las encuestas que señalan al popular como el próximo presidente.

La contrapartida es que ayudar a Vox, situándoles como adversario principal con el que rivalizar, es una temeridad. Lo único que les hace falta, en este momento, es darles el estatus de líderes de la oposición.

Lo segundo que estará pasando por la cabeza del líder socialista es una remodelación de gobierno para terminar la legislatura y encarar la presidencia de turno europea. Incluso con un resultado mediocre del PP andaluz, necesitará un revulsivo. Su instinto será rodearse de los más palmeros no de los mejores, lo malo es que dispuestos a inmolarse para él, le van quedando pocos y, los otros, le hacen sombra.