Opinión

Enemistarse con el CNI

El pasado viernes, en la celebración del XX aniversario del CNI, Paz Esteban recibió el apoyo público de sus compañeros a través de un prolongado aplauso, la única manera en que puede hacerlo un servicio de seguridad nacional tan sensible.

Un aviso a navegantes de que su cese no sentaría bien y no es buena cosa enemistarse con el CNI. La decisión de apartarla ha sido respondida con un aluvión de críticas desde la derecha y con recelo desde amplios sectores de la izquierda, que lo consideran un error estratégico de Sánchez.

Cuando el 3 de mayo Bolaños hizo público el espionaje al teléfono móvil del presidente y a la ministra de Defensa marcó un gol en propia meta que ha desatado varios frentes de batalla.

Los independentistas, que querían cobrarse el agravio y lo llevaban fraguando durante un año, han visto la oportunidad de doblar el brazo al ejecutivo forzándole a asumir responsabilidades.

Sánchez ha dejado en una espesa nebulosa si el cese de Paz Esteban es por los fallos de seguridad en su teléfono o es por las escuchas a los separatistas, lo que es incuestionable es que si los votos de ERC no fueran imprescindibles para Sánchez, no se habría producido su salida del CNI.

Ese es el punto de inflexión que debilita la estabilidad del gobierno: nunca los partidos independentistas habían tenido tanta fuerza. La nueva estrategia separatista de mano de acero tendida esta siendo mucho más efectiva para sus intereses que la confrontación abierta, algo que no va a pasar desapercibido por los votantes socialistas en los próximos encuentros electorales.

Cada día es más evidente que después de las andaluzas habrá una crisis de gobierno. Ese es el otro frente, la convivencia interna. El conflicto soterrado entre Robles y Bolaños ha estallado y, aunque de momento, el presidente ha ordenado tranquilidad en las filas para, después del 19 de junio, zanjar esa batalla.

Bolaños goza de la confianza de Sánchez y es su fontanero preferido, pero la ministra es una pieza fundamental en el gabinete y su presencia es demasiado valiosa como para intentar sustituirla. En estas situaciones, Sánchez siempre ha optado por lo más cómodo para él.

Simancas ha sido investido “sepulturero mayor”, fue un mal presagio verle acompañar a la ex directora del CNI a su comparecencia. Habrá que estar atento a quién acompaña después de aquí en adelante.