Política
Huida hacia Podemos
No ganarán las empresas ni tampoco los españoles. Ganará el Gobierno y ganará Hacienda. Más dinero para repartir en pesebres, sindicatos, subsidios, asesores y viajes en el Falcón a Nueva York
El mazazo electoral andaluz ha dejado a Sánchez tan tocado que ya no sabe bien qué camino tomar para congraciarse con la hinchada. Empezó tras los comicios entregado a la OTAN para pasar después a abrazarse a Bildu y ahora a Podemos. Conocido ya en los ambientes como “el rey-del-bandazo”, al jefe del Gobierno no le importa mucho la incongruencia, con tal de seguir sentado en la Moncloa.
El debate de ayer nos ha traído de nuevo el Pedro más izquierdo-populista. La culpa de nuestra desgracia inflacionaria, de que los precios vuelen y de que las medidas acordadas hasta hoy sean puro fiasco, la tienen por este orden Putin, la pandemia, el virus, la derecha, las eléctricas, la banca y los empresarios. El Gobierno no es culpable de nada. La economía se hunde por el sátrapa de Moscú y porque hay un poder oculto que frecuenta cenáculos y fuma puros, empeñado en que España lidere los índices más negativos de la economía europea, desde la deuda al paro pasando por la inflación. Ayer exhibió unos gráficos que nadie vio, y que según dijo demuestran lo contrario. Serán de otra época, porque la realidad es tan tozuda como enumeró, con un camión de cifras, la pepera Cuca Gamarra.
Cuca estuvo bien, ordenada en la lectura y fresca en la réplica, y se apuntó el éxito de forzar un minuto de silencio por Miguel Angel Blanco, evidenciando unos pactos que llamó “indignos” por convertir a Bildu en “notario de la transición”. A la presidenta de las Cortes casi le da un síncope. Tanto que ni siquiera se pudo levantar la pobre del escaño, como si hizo la mayoría de la Cámara.
Gamarra acertó también al remarcarle a Sánchez que los impuestos contra la banca y las eléctricas acabarán repercutiendo en realidad en nuestros bolsillos en forma de comisiones o subidas por mayor coste de los servicios. El impuestazo, de corte podemita, está bien cara a la galería, para parecer ante los tuyos que eres muy duro contra los ricos, aunque en realidad castigarás más a los pobres, que ya lo empezamos a ser todos. Al momento las bolsas perdieron 14 mil millones, asustando a los inversores, gente corriente y moliente de la clase más media del país.
No ganarán las empresas ni tampoco los españoles. Ganará el Gobierno y ganará Hacienda. Más dinero para repartir en pesebres, sindicatos, subsidios, asesores y viajes en el Falcón a Nueva York. Más impuestos, más gasto y más “porquería sectaria”, dijo Abascal. Si el sanchismo quisiera favorecer a la gente, lo tiene fácil. Lo hacen ya en Europa y hasta en Brasil Bolsonaro. Aquí se trata de aplicar las recetas de Feijóo: bajar o suprimir el impuesto de hidrocarburos, deflactar el IRPF, moderar el IVA y dejar de inventarse tasas y sablazos. Los miles de millones que el Tesoro ingresa a cuenta de la inflación son impúdicos. La ciudadanía lastrada por unos salarios menguantes, y Maria Jesús Montero hinchada en su gozo, pese a que el dinero de más que Hacienda recauda por la inflación lo pagamos todos en las gasolineras, los mercados, las tiendas, la luz y los bancos.
No tuvo ayer Sánchez su mejor día. Tanto teme al gallego que le llamó “curandero” y “profeta de la catástrofe”. Pero estuvo flojo en el arranque y renqueante en las réplicas. Tezanos dirá que ha arrollado, aunque se ve que el papel de podemita le va menos a nuestro megalíder que el de gendarme de la OTAN. De ahí el entusiasmo en la bancada morada, que jaleó a su orate como si hablara por boca de Iglesias. Belarra no cabía en el escaño. Igual que Garzón. Un día de gloria para unas medidas que tendrán el éxito de las anteriores. O sea, ninguno. Al menos para España y los españoles. Para nuestro timonel, otro baño de telediarios. Tal como a él le gusta.
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