Francia
El ardor guerrero de Macron
«Los ejércitos de los países de la UE son, dicho sea irónicamente, unas ONGs con pistolas
Me gusta mucho Francia. Mi tía, mis primas y sus hijos son franceses. A esto puedo añadir cuatro sobrinas y sobrinos. He pasado muchos agostos en Borgoña y París cuando era joven. Me encanta su cultura en todos sus aspectos y su historia es fascinante. Es un país maravilloso con el que hemos tenido una relación muy intensa de amor y odio durante siglos. Los matrimonios reales han sido numerosos. La dinastía reinante desciende de Felipe, duque de Anjou, que era nieto de Luis XIV. Un aspecto muy interesante es su profundo patriotismo. Lo pudimos comprobar en el magnífico desfile con motivo del 14 de julio, la simbólica fecha en que se produjo en 1789 la Toma de la Bastilla, un icono del antiguo régimen que era una cárcel con sólo con siete presos. La Revolución Francesa ha sido mitificada desde sus inicios, aunque fue una orgía de sangre y fanatismo que acabó provocando la reacción moderada. Es un periodo fascinante y tuvo, por supuesto, aspectos muy importantes como la Declaración de Derechos del Hombre y del Ciudadano y unas transformaciones sociales y políticas de enorme trascendencia europea.
El vistoso desfile militar ha estado marcado por la Guerra de Ucrania y la participación de tropas de ejércitos de nueve países de Europa del Este. Macron pudo sacar a pasear el ardor guerrero que luce en las televisiones y los periódicos. La perfección en las marchas, la muestra del potencial armamentístico y el recuerdo de que Francia es la única potencia nuclear de la UE no sirven para que olvidemos que los ejércitos de los países miembros son, dicho sea irónicamente, unas ONGs con pistolas. La prudencia o la falta de determinación explican que un autócrata como Putin pueda invadir un país soberano sin graves consecuencias. Ni siquiera las sanciones han servido para nada. Era algo previsible, porque el presidente ruso ha actuado con la misma brutalidad y crueldad que empleó en su día en Chechenia, cuando la destrucción de Grozni hizo que el alto mando ruso no pudiera encontrar un edificio en pie donde instalarse, o en la ocupación de Crimea. Nadie quiere asumir el riesgo de extender el conflicto. Por ello, el ejército francés irá mejorando su armamento mientras Putin culmina la conquista de la zona de Ucrania que quiere incorporar a Rusia.
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