Medio Ambiente

La descarbonización de Occidente es inútil si China, India e Irán no cooperan

En lo que llevamos de año se han quemado en España 193.247 hectáreas forestales, superando el récord histórico de 2012, en el que ardieron 189.376

Lorente Ferrer

Como todos los años, el calor llega para quedarse unos meses, en nuestro hemisferio, los meses de junio, julio y agosto, los meses de verano. Pero este aumento de las temperaturas no siempre sucede de manera gradual y por unos días se dispara el mercurio y se produce lo que en meteorología se denomina «ola de calor», que es cuando los termómetros registran temperaturas extremadamente altas en relación a la media registrada por las mismas fechas y que dura más de un día, lo que provoca situaciones de riego por exceso de insolación, tales como incendios forestales o golpes de calor.

Así, unos datos desapercibidos inicialmente, pero que han ido tomando más protagonismo en los últimos días han sido en número de los fallecidos en España por efectos del calor. Como los fallecidos por COVID que superan en más de cien mil a las cifras oficiales, el Ministerio de Sanidad cuestiona las cifras. Pero en este caso es el propio Instituto de Salud Carlos III el que informa del número de fallecidos atribuibles al calor en España, que fueron de 830 en el mes de junio, y en lo que llevamos de julio se han registrado otros 1.074. Que contrastan con los 57 de mayo o los 44 de abril. La ola de calor de julio no ha sido tan extensa en el tiempo como la que vivimos en 2015, que fue inusualmente larga, llegando a los 26 días. En aquella ocasión se agotaron por semanas las existencias de ventiladores y aparatos de aire acondicionado.

Tenemos constancia de los primeros registros de temperaturas tomadas en España desde hace más de 150 años. Todos ellos se encuentran en el Banco Nacional de Datos Climatológicos. Aunque fue anteriormente, en el siglo XVIII cuando comenzó la recolección de datos climatológicos, fundamentales para la navegación marítima y para el agro. El dato más antiguo oficialmente registrado es de 1805 y corresponde a la precipitación del mes de enero registrada por el observatorio de San Fernando (Cádiz), que fue de 125 litros por metro cuadrado.

España acumula un calentamiento de 1,7 grados centígrados desde 1850 hasta 2020, de los que 1,3 grados centígrados han subido en los últimos 60 años. Son datos del informe Estado del Clima de 2020, publicado por la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET). Según la AEMET podríamos esperar hasta una subida de 5 grados centígrados en las próximas ocho décadas.

Por lo que se imponen medidas para «descarbonizar» la economía y la sustitución definitiva de todos los combustibles fósiles. Tres son las energías que deberían asegurar nuestra subsistencia y frenar o revertir el calentamiento, la nuclear, de fisión y de fusión, la eólica y la solar. Pero más allá del compromiso individual de cada persona en España y en el resto de Occidente, se impone una coacción internacional a economías eminentemente contaminantes cuyo principal paradigma es China, que lidera en solitario el ranking planetario de contaminación por sus emisiones de dióxido de carbono (CO2), liberando a la atmósfera 9.899,3 millones de toneladas, lo que representa el 30,9% del total mundial. Si le unimos a la India con 2.302,3 millones de toneladas de CO2 y a Irán con 678,2 millones de toneladas, totalizan entre los tres asiáticos el 40,2% mundial. El que un ciudadano europeo reduzca su huella de carbono no compensa ni de lejos la conducta irresponsable de estos grandes contaminadores. Por lo que la reducción de la temperatura pasa por poner fin al proceso industrializador salvaje de estas tres economías y que se reduzca y adopte las medidas anti contaminantes que se imponen a la industria europea, lo que dejaría de hacer competitivas a las economías asiáticas.

España requiere de un plan estratégico para salvar los montes y bosques. Como dicen los expertos, los incendios forestales del estío se apagan en invierno, con la limpieza del monte, bien por el pastoreo extensivo tradicional o bien por la retirada de la biomasa y su aprovechamiento como fuente de energía, doméstica o industrial. Desde 1961 han ardido 8,2 millones de hectáreas. El EFFIS (Sistema Europeo de Información sobre Incendios Forestales) con datos basados en imágenes por satélite, cuantifica en 193.247 hectáreas forestales las quemadas en España en lo que llevamos de año. Dato que, sin haber terminado el verano, supera ya al récord histórico de 2012, en el que ardieron 189.376 hectáreas.