Unión Europea
Los electrodomésticos de Úrsula von der Leyen
«Debe tener electrodomésticos eficientes. Es lo bueno que tiene pertenecer a la clase privilegiada de los euroburócratas»
La verdad es que tenemos unos líderes europeos que no nos los merecemos. Es una suerte que no valoramos en su justa medida y me siento obligado a ponerlo de manifiesto. La presidenta de la Comisión Europea, Úrsula von der Leyen, nos ha dado un consejo que deberíamos seguir con gran celeridad. En un mensaje de Twitter ha pedido que compremos «electrodomésticos eficientes». Me temo que muchos serán producidos en China y así enriqueceremos al régimen dictatorial de Xi Jinping. Es una buena iniciativa, porque hacemos transferencias de renta a Estados Unidos, a los países de la OPEP y es muy solidario que ayudemos activamente para que China se convierta en la primera economía del mundo. Estoy convencido de que Von der Leyen debe tener electrodomésticos eficientes. Es lo bueno que tiene pertenecer a la clase privilegiada de los euroburócratas. Su sueldo supera los 30.000 euros mensuales, sin tener en cuenta otros complementos. Lo mismo que su colega Michel, el presidente del Consejo Europeo. Es un esperpento que existan estos dos cargos, pero es una excentricidad que nos podemos permitir los ricos europeos.
Von der Leyen es un claro ejemplo del mérito y la capacidad. Desde su nacimiento vivió en el entorno de la alta sociedad alemana. Es hija de un prominente político, Ernst Albrecht, que fue ministro-presidente de Baja Sajonia y alto funcionario de la CEE. Es una familia de la alta burguesía ennoblecida del reino de Hannover. Como es lógico en su condición social, tuvo una educación exquisita. Al casarse con Heiko von der Leyen, médico como ella y miembro, también, de una familia rica y noble, pasó a utilizar su apellido. Mientras que su mujer ha tenido una brillante carrera como política, el marido es un reputado médico. No parece que la fortuna familiar y los ingresos profesionales, que la sitúan muy por encima de la clase media, sean un impedimento para poner los recursos suficientes para ser muy ecológica y sensible ante los problemas energéticos provocados por la guerra de Ucrania. Está bien hacer este tipo de recomendaciones e incluso encaja con la mentalidad alemana, pero es una muestra de esa insensibilidad que pueden tener los integrantes del «club del millón de euros», que son los que tienen sueldos e ingresos, conjunta o individualmente, de ese nivel.
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