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La Monarquía en España sigue siendo respaldada por la gran mayoría

Entre los 57 principales problemas de la ciudadanía, ocupa el puesto 43, con tan solo un 0,5%.

Lorente Ferrer

Solo para 185.500 personas en España la Monarquía es un problema. Son datos del último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS), en el que se indica que solo el 0,5% de los ciudadanos así lo considera. Un 0,5% sobre el censo de 37,1 millones de ciudadanos, representa tan solo 185.500 personas. Entre los 57 principales problemas de la ciudadanía, la Monarquía aparece en el puesto 43. Obviamente, es público y notorio el interés de señalados medios de comunicación en erosionar la institución monárquica al tiempo que censuran críticas a partidos y dirigentes secesionistas y se esfuerzan en magnificar un supuesto problema que no existe, intentando desviar la atención de las grandes preocupaciones del país; la crisis económica y el paro, que preocupan realmente al 39,7% y 30,0%, respectivamente. Ciertamente, un gobierno con sentido de Estado impediría estos ataques a la principal institución de la nación.

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BigDataAntonio Cruz

España ha tenido dos frustrantes y dramáticas experiencias republicanas, la primera en 1873/1874 y la segunda república 1931/1939. Ambas breves en el tiempo y con una escasa base social que las sostuviera, la burguesía y las clases medias, débiles en la España de esa época, debían ser su soporte, como sucedió en EEUU y Francia. Además, ni la 1ª ni la 2ª República fueron refrendadas con consulta popular. La Segunda República tuvo más enemigos que aliados en la propia izquierda, los sindicatos y partidos obreros que la veían como un mero instrumento para alcanzar la dictadura del proletariado, desde el PSOE de Largo Caballero al PCE de José Díaz, y no aceptaron los resultados de las elecciones de 1933 que dieron el triunfo a las candidaturas de derechas. Por otro lado, los independentistas también la traicionaron al pretender alcanzar la secesión. Solo un reducido grupo de intelectuales y miembros de la exigua clase media, eran realmente republicanos, cada día más desligados de la izquierda revolucionaria y de los separatistas. Pero el huracán de la historia terminó con ellos.

La transición democrática en España fue un éxito político y social y ejemplo mundial, pero solo pudo cimentarse con una sociedad de clases medias, las que alumbró el desarrollo económico de los años sesenta. La Monarquía Parlamentaria sí fue refrendada por los españoles en sendos referendos, los de la Reforma Política de 1976 y Constitución de 1978. El resultado de esta última consulta fue de un 91,81% de votos afirmativos, frente a tan solo el 8,19% negativos. En esta Carta Magna se estableció definitivamente nuestro actual régimen democrático y la forma de estado de Monarquía Parlamentaria, por lo que a diferencia de los dos anteriores regímenes republicanos, nuestra Monarquía fue aceptada por la inmensa mayoría de los españoles. En Francia, veinte años antes que en España, aprobaron mediante referéndum la Constitución actual de la V República, el apoyo popular no fue tan elevado como en España; el Sí obtuvo el 82,6% y el No el 17,4%. Los franceses duplicaron el porcentaje de rechazo a su república que los españoles a su Monarquía.

La ofensiva contra la Monarquía se recrudeció en 2014. Podemos e IU, así como los separatistas, creyeron que era un momento histórico para repetir la «gesta» de 1931. Se equivocaron, midieron mal sus fuerzas y fracasaron. La sociedad española de 2014, a pesar de la dura crisis que se arrastraba desde 2008, era muy diferente a la de 1931. La moderación y el sentido común ha sido la característica de la inmensa mayoría de la ciudadanía desde la Transición política, y esta Monarquía garantiza una democracia plena y homologada a la que Europa abrió sus puertas. En el ranking de calidad de las democracias, el Democracy Index que actualiza anualmente The Economist, en la que se compara la democracia en 166 países del mundo, la nuestra figura en el puesto 24, entre dos repúblicas icónicas; Francia el número 22 y EE.UU. en el lugar 26.

El mejor antídoto contra republicanismos trasnochados es la calidad de nuestra democracia, la transparencia de nuestra Monarquía y la lealtad del Jefe del Estado con la nación.