Sociedad

Tufo machista

Anonadada me hallo: ¿Tradición? ¿Chiquillada de niñatos sin importancia? Leo y oigo de todo en las redes para justificar o empequeñecer la importancia de unos hechos que no tienen pase

España, 2022. Yo sé que son titulares los presupuestos, tan cuestionados por el Banco de España, o la subida de sueldo que se aplica a sí mismo el Ejecutivo, superior a la de los diputados o los funcionarios. Me consta que cada día aumenta la tensión mundial ante un imprevisible Vladimir Putin que hoy, a sus 70 años, sigue amagando con usar armas nucleares. Y te escribo esto con el corazón herido por la muerte de Jesús Quintero, artista supremo de las entrevistas televisivas. Pero qué quieres que te diga, en las cafeterías de este país nuestro, de repente un día hablamos todos del drama de Tamara Falcó y, en las horas siguientes, no hacemos más que comentar la escena de gritos machistas desde las ventanas de un colegio mayor a las chicas del centro de enfrente.

La Universidad anuncia que va a investigarlo, el colegio mayor señalado empieza a expulsar a los cabecillas del espectáculo y toda la clase política, en general, sale a condenar lo ocurrido. ¡La Fiscalía emerge! Prueba de que estamos todos ya más que inmersos en campaña. En las últimas horas, quien ha podido ha aprovechado el asunto para recordarnos su ideario, su programa electoral. Y lo más sorprendente: las supuestamente agraviadas emiten un comunicado quitándole hierro a la secuencia de los hechos, pidiendo que se respete «el contexto», excusando a esos individuos que les gritan «putas ninfómanas» porque, a su juicio, se trata únicamente de una «tradición» y los susodichos son sus amigos, sus novios, sus hermanos.

Anonadada me hallo: ¿Tradición? ¿Chiquillada de niñatos sin importancia? Leo y oigo de todo en las redes para justificar o empequeñecer la importancia de unos hechos que no tienen pase. Si en algún momento del pasado esa secuencia –que me pone los pelos de punta– se convirtió en algo habitual, como parece que sucede, ya están tardando los responsables de esos colegios mayores en erradicarla y en abandonar sus respectivos puestos de trabajo, por incompetentes. Y esos jóvenes universitarios que salen a defender lo indefendible, ¿cómo han sido educados?

Empequeñecer este tipo de episodios o mirar a otro lado ante ciertas novatadas universitarias, supone hacer un flaco favor a esta sociedad entregada a lo viral, enferma ya de demasiados males. Muy falta de educación.

Perdonen los enfurecidos ideológicos, pero no creo que esto vaya solo de déficit de formación sexual. Va de un agujero global, que empieza en nuestros propios hogares. En España arrastramos aún un tufo reptiliano de machismo, heredado en todos sus posibles niveles: Micro, macro, de palabra o de actitud.

De acuerdo, lo nuestro no es comparable con la revolución del velo iraní, pero no podremos zanjar el problema mientras miremos a otro lado. Yo sé que abundan los titulares inquietantes… Éste también lo es.