Partido Popular
Pensiones, responsabilidad... y urnas
La dilatada experiencia que se le supone al PP, formación clave en la historia reciente de nuestro país no se corresponde en algunos casos con actitudes que ante todo demandan cabeza fría y discreción
Suele a veces ocurrir que algunos partidos políticos abren tanto las puertas de su casa para mostrar dosis de sentido común, que les acaba entrando agua hasta en la cocina. La dilatada experiencia que se le supone al PP, formación clave en la historia reciente de nuestro país no se corresponde en algunos casos con actitudes que ante todo demandan cabeza fría y discreción. Tal vez la más recurrente –y algún quebradero de cabeza le ha acarreado a Génova-13 en los últimos días– es esa obstinación –incomprensible desde el punto de vista de la estrategia electoral– por hablar de asuntos relacionados con la economía como si se estuviera en el gobierno, tal cual… como si estuvieran ya ostentando sobre sus hombros el peso y responsabilidad del poder, sin reparar en que todavía se recorre la travesía del desierto en la oposición y en consecuencia, algunos alardes de realismo en la gestión acaban golpeando en la propia cabeza previo efecto boomerang convenientemente activado por los adversarios políticos, ya saben, esa izquierda que por escuálida que se sienta siempre va a recoger cualquier hueso lanzado que suponga una oportunidad de reanimación.
La subida de todas las pensiones acorde al IPC comprometida por el Gobierno era una crónica anunciada desde el minuto uno del aumento de los precios, sencillamente porque, a diferencia de Rodríguez Zapatero durante su etapa final en La Moncloa, la administración Sánchez y sus socios de gobierno no se van a inmolar electoralmente por mucho que el sentido común y el futuro del país demanden medidas no precisamente populistas. Más al contrario se sigue esperando al PP en una esquina, con la prueba del algodón que no es otra que verle retratado en un ejercicio de sentido del Estado cuestionando parte de la subida de las pensiones y claro está señalando a la formación liderada por Núñez Feijóo como la insensible derecha frente a los más débiles colectivos. Haría muy bien el líder popular en aplicarles a sus lenguaraces equipos una mayor dosis de picardía estratégica, pero sobre todo haría mucho mejor en recordar aquella brillante reflexión de Giulio Andreotti a propósito de este asunto: todos los partidos tienen magníficos asesores capaces de hilvanar una coherente y realista reforma del sistema de pensiones, pero de lo que desgraciadamente no disponen es de esos otros asesores que les eviten el descalabro electoral una vez puesta en marcha dicha reforma. Pragmática y sabia reflexión.
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