Sociedad

Liberalismo cruel

Como es habitual en los antiliberales, atacan la libertad presentándose como liberales genuinos

Una muestra clásica de la fatal arrogancia de los socialistas de todos los partidos es presumir de superioridad moral: ellos son buenos porque ayudan al pueblo, a los de abajo, o, como se dice ahora, a los vulnerables. Lógicamente, quienes no sean socialistas no ayudan a la gente, y son por tanto malvados y crueles.

La catedrática Helena Béjar habló, así, en «El País» directamente de «Liberalismo cruel». Arremetió contra Isabel Díaz Ayuso, alegando que la suya era «una política electoral interesada que trata a los ciudadanos como niños». Naturalmente, la política de la izquierda nunca es así. Acusó a la presidenta madrileña de defender «una libertad sin matices… un individualismo ramplón e irresponsable que ignora la vida en común».

El liberalismo reflexiona y debate sobre los matices de la libertad desde sus orígenes, y propicia un individualismo responsable que no solo no ignora la vida en común, sino que se fundamenta en ella, como comprobará la profesora leyendo la primera página de «La teoría de los sentimientos morales».

Como es habitual en los antiliberales, atacan la libertad presentándose como liberales genuinos. El truco consiste siempre en subordinar la libertad individual a consideraciones plausibles de carácter colectivo, para lo cual se parte de la base de que la libertad de elegir es egoísta, y hay que quebrantarla por la virtud ciudadana, encarnada, lógicamente, en la política. Porque su libertad, señora, no es suya de usted, «sino una relación en comunidad».

Dirá usted: claro que es una relación en comunidad, no hay personas libres aisladas. Pero no es esa la lógica antiliberal, que apunta a recortar la libertad de las personas en la comunidad. Por ejemplo, había que impedir que Ayuso mantuviera abierta la economía madrileña, porque «el Estado nació para garantizar la seguridad, esto es, la vida, y la propiedad. Si no lo hace pierde su legitimidad. La vida está por encima de la propiedad, sin aquella no se puede poseer». La izquierda, que atacó la libertad y la propiedad, lo hizo divinamente, porque estaba salvándonos la vida. En fin.

El artículo de la doctora Béjar fue publicado a comienzos de 2022, y al final de su filípica contra Díaz Ayuso reclamaba: «Tendremos que pedir todos rendimiento de cuentas en las próximas elecciones». Poco tiempo después, eso fue lo que sucedió.