Cuartel emocional

Una idea pintoresca

El ministro del Interior las está pasando canutas diciendo que en la valla de Melilla no ha pasado nada de nuestro lado

Este Vallés es un genio. En su telediario de las nueve de Antena 3, el más visto por la audiencia, nos regala zascas únicos a los espectadores e incondicionales seguidores que luego de forma incesante se reproducen en otros medios y que, en este caso, me dan pie para el arranque de estas líneas. Hace un par de días informaba sobre la “ideica” de Isabel Rodríguez, a la sazón ministra portavoz, o la voz de su amo, como prefieran, que consiste en que los medios de comunicación, fundamentalmente las televisiones, entreguen al gobierno un espacio “para que el gobierno informe como el gobierno quiere que se informe sobre el gobierno, y no como hacen los medios”, igual que hay un espacio sobre el tiempo para que la ciudadanía sepa si va a llover o va a hacer sol. El trabalenguas de Vicente lo recitó sin la más mínima traba y con cara de póquer como siempre suele hacer. Rodríguez, en una intervención ante las miradas atónitas del gran Fernando Ónega y un Pío Cabanillas que no daba crédito a lo que estaba oyendo, aseguraba que la veracidad en la información la aporta el gobierno y no los medios que lo hacen de una forma sesgada.

De igual forma y un par de días antes en esta semana llena de ocurrencias brillantes del periodista de esta casa, comentó en su espacio diario una alocución de Yolanda Díaz, vicepresidenta, ministra de Trabajo y hoy fundadora de una cosa llamada “Sumar” en la que aseguraba que nunca había querido ostentar el cargo que pesa sobre sus espaldas y “fui designada por los medios de comunicación”, una consideración que Vallés precisó con ironía: “En aquel momento, fue su antecesor en el cargo quien la eligió a dedo y el presidente del Gobierno quien la nombró”. Glorioso, ya digo.

Los días que nos preceden han dado para mucho en el plano nacional donde Marlaska se lleva la palma con el pollo que le está montando no solo la oposición sino también los socios de gobierno, hacedores, artífices y sostén de Sánchez en Moncloa. El ministro del Interior las está pasando canutas diciendo que en la valla de Melilla no ha pasado nada de nuestro lado, pese a las evidencias de las imágenes, y que ni dimite ni lo dimiten ni se considera necesaria una comisión de investigación, según palabras de María Jesú Montero, que muestra una sonrisa forzada –más bien crispada-, ante la gravedad de la situación. Un colega de la competencia aseguraba en un artículo que Aznar había puesto en riesgo la seguridad del Estado para derrocar a González en la indagación sobre el GAL, un dispositivo creado por aquel gobierno para defender al Estado de los crímenes de ETA, de igual manera que Marlaska está defendiendo la frontera con Marruecos de invasiones ilegales. Una reflexión que me tiene confundida, no sé, pero en mis noches de insomnio no consigo averiguar qué pienso de todo esto y decido pasar mi cabeza a algo que me perturbe menos. De esta forma llego hasta un intelectual francés, Gilles Lipovestky, cuya entrevista publicada no recuerdo dónde me devuelve la esperanza: “optimismo a pesar de todo porque la tecnología va a permitir reparar la devastación que hemos cometido porque la inteligencia humana no tiene límites”. Mis herederos están, pues, a salvo.

CODA. Descubro a Ron DeSantis, gobernador de Florida, que puede ser el próximo candidato republicano a la presidencia de los EE.UU en sustitución de Trump, que está ya muy trasnochado y que no hay por dónde cogerlo. Este DeSantis es un lumbrera graduado por Harvard, ha sido marine, asesor legal del equipo Seal Uno –uno de los cuerpos militares más duro del mundo-, fiscal federal en el distrito de Florida, miembro del Caucus de la Libertad… El tipo es brillante y tiene muchas posibilidades. Ya veremos