Isabel Díaz Ayuso

El banquero Spinola y el poeta de Sánchez y Ayuso

Sánchez y Ayuso, en cualquier caso, parecen convencidos de que «allí donde anida el peligro, crece también la salvación», conozcan o no el verso de Hölderlin

Friedrich Hölderlin (1770-1843) fue el gran poeta del neoromanticismo alemán. Luis Cernuda tradujo algunos de sus poemas y su complicada vida ha dado origen a diferentes biografías, entre las que destaca la de Rüdiger Safranski, aparecida en castellano el año pasado. Hölderlin, melancólico y pacífico, pero revolucionario de espíritu, escribió aquel verso que dice: «allí donde anida el peligro, crece también la salvación». No consta, que Pedro Sánchez ni tampoco Isabel Díaz Ayuso lo conozcan, aunque a veces ese sea el santo y seña de sus políticas, con frecuencia más que arriesgadas. Bartolomé Spinola (1587-1644), primero banquero, fue luego algo así como el ministro de Hacienda de Felipe IV (1605-1655) y tuvo que lidiar con la primera (1627) de las cuatro quiebras de la Hacienda española durante aquel reinado, en «una época en la que la deuda pública consumía la totalidad de los ingresos ordinarios de la Corona», explica Carlos Álvarez Nogal, autor de la recién aparecida biografía de Spínola. Fue una época en la que, además de los gastos en guerras, la generalización de inseguridad jurídica, sobre todo en los contratos, pero no solo en ellos, fue uno los orígenes del principio de la ruina del erario público.

Pedro Sánchez, en un nuevo salto mortal, tras suprimir la sedición pretende amoldar el delito de malversación a los intereses de sus socios «indepes» por un lado y, por otro, quizá también para que Griñán pueda eludir la cárcel. Juega con fuego, pero no le importa y, además, está acostumbrado, lo que no impide que se creen las condiciones para que exista cada vez más inseguridad jurídica penal, pero también económica, como ocurre con el nuevo impuesto a los ricos que, además de que pueda ser institucional, es probable que ahuyente a inversores extranjeros que habían puesto sus ojos en España y, especialmente, en Madrid. En la comunidad madrileña, su presidenta Isabel Díaz Ayuso, también es aficionada a los órdagos que, de momento, le han sido bien. Ahora, diga lo que diga, ha cometido un error con las urgencias extrahospitalarias, y la izquierda ha sido hábil y ha logrado atiborrar –aunque sea por un día– las calles contra ella. Díaz Ayuso iba lanzada a una casi mayoría absoluta que ahora –porque en política todo es posible– puede estar más que en el alero. El inquilino de La Moncloa no tiene nada que perder y Madrid es el gran trofeo, ahora menos inalcanzable. Sánchez y Ayuso, en cualquier caso, parecen convencidos de que «allí donde anida el peligro, crece también la salvación», conozcan o no el verso de Hölderlin.