El desafío independentista
Una inocente pregunta
Al fin y al cabo, ¿qué es más indecente? ¿intentar venderle a alguien un estupefaciente que no crea adicción química o intentar robarle la democracia y los derechos a la mitad de tus paisanos?
Si de lo que se trata hoy en España, a la vista de los hechos, es de la perentoria necesidad de modificar deprisa y corriendo el código penal para ponernos de parte de los delincuentes, yo quisiera preguntar, con toda la solidaridad y mejor intención del mundo, por qué se ha olvidado adrede en ella a los condenados por tráfico de marihuana. No me dirán que su situación es menos urgente. Incluso probablemente es más precaria a nivel socioeconómico, puesto que, como todos sabemos, los golpistas provienen de familias de mejor bolsillo.
Como mi modesta propuesta nace de una antigua tradición enraizada hace siglos en Jonathan Swift, creo que es innecesario recordar las diferencias de desperfectos entre drogas duras y drogas blandas. Y quizá no sería deseable rememorar tampoco cómo, en las primeras elecciones democráticas, el PSOE llevaba entre sus propuestas la despenalización de las drogas blandas (promesa que jamás cumplió, vaya usted a saber por qué). Si de lo que se trata es –tal como se dice– de europeizarnos, cabe recordar también la tendencia mayoritaria europea –que se ha ignorado– sobre el tratamiento del CBD o cannabidiol (el cogollo de cannabis no cultivado) calificando sus virtudes medicinales. No parece muy buena idea crear indeseables e inadmisibles discriminaciones entre delincuentes. Estarán de acuerdo conmigo en que, dentro del colectivo del hampa, nadie debe ser discriminado por la raza, color o religión de sus crímenes. Al fin y al cabo, ¿qué es más indecente? ¿intentar venderle a alguien un estupefaciente que no crea adicción química o intentar robarle la democracia y los derechos a la mitad de tus paisanos?
Las leyes, para que se adecuen a sus fines, han de impedir el mal contra el cual se dirigen. Más allá de la ironía, estoy muy interesado en saber qué opina de la propuesta que hago y de sus derivadas un hombre de orden, de misa semanal y progresismo diario como es Oriol Junqueras.
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