Cuartel emocional

Divide y vencerás

Los espectáculos que se dan a diario son entre penosos, ordinarios, increíbles

En el Gobierno actual (hoy lo pongo con mayúsculas para recrearme en la ironía, porque todos estaremos de acuerdo en que no las merece), hay más división de opiniones que en una corrida de toros, y eso que, para más recochineo, son antitaurinos. Los espectáculos que se dan a diario son entre penosos, ordinarios, increíbles y nunca vistos en aquellas paredes tiroteadas por Tejero en su no-golpe de Estado, según la nueva ley que de un plumazo elimina el delito de sedición. Aquella rebelión militar del 23-F no ha sido más cosa que un simple desorden a la altura de una pequeña reyerta callejera. Ni siquiera entonces los muros del hemiciclo vivieron tanta vulgaridad, tanta ordinariez ni tantas veces se oyó la palabra fascista, machista, violencia y por ahí. Es como una nueva moda en lenguaje parlamentario que ya aburre por manido. Las palabras pierden valor a fuerza de repeticiones y los vocablos más arriba señalados han dejado de contar no sólo con la consistencia sino con el respeto que pudieran merecer. Es como decir caca, culo, pedo, pis. Han quedado hueras de significado e importancia y se han convertido en reiterativas y aburridas. Pequeñas letanías que nadie gasta un minuto en prestarles atención. Eso han conseguido estas falsas feministas, protagonistas del arribismo político, sin preparación y sin capacidad de discernimiento suficientes como para ocupar un escaño y, mucho menos, una silla en el Consejo de Ministros. (Está claro que hoy estoy en modo mayúscula).

Dicen que una imagen vale mil palabras, y eso nos obliga a los que manejamos la pluma y el teclado a que esas imágenes se representen en la mente del lector a medida que van sucediéndose las líneas de un texto. En ese sentido voy a intentar reproducir la intervención en el Congreso de una diputada, Llanos de Luna, que fue delegada del Gobierno en Cataluña en tiempos de Rajoy, mujer con una preparación impecable, cosa infrecuente en estos tiempos, que en la última sesión de control y cuando empezaba a hablar de la sedición, de la ley del sí es sí, de Bildu, del TC, o sea de las últimas tropelías, se le retiró la palabra y se le dijo que se atuviera al tema de Función Pública. Le contestó que era lo que estaba haciendo, de cómo este Gobierno se salta los controles democráticos y, que como diputada de la oposición, estaba para denunciar esas deleznables acciones.

Luego están otras indocumentadas como la portavoz de podemos en la comunidad de Madrid que habla de “sindicatos y sindicatas”. A ésta se le fue la mano en el lenguaje inclusivo, pero si nos ponemos a comparar llegamos a la conclusión de que la tropa es de un penoso insoportable. A todos se nos viene a la mente la famosa frase de Romanones “joder qué tropa”, quien tenía motivos suficientes para pronunciarla pues cuando fue propuesto para entrar en la Real Academia visitó a los académicos, uno por uno, y en su mayoría le prometieron el voto. Y al hacer el recuento se encontró con cero papeletas. Me parece que la expresión es muy suave para lo que ocurrió. Sin embargo el hecho se queda en leve al echar un vistazo hoy día a nuestro triste entorno.

CODA. Estoy entre desconcertada y abatida por cuanto que amo al hombre como macho de la especie humana. En un nuevo anuncio publicitario exhibido en las televisiones se habla de un preservativo “pensado exclusivamente en la mujer”. Me pregunto por qué ese desprecio al género masculino, esas actitudes vejatorias, esa discriminación negativa, esos injustificados insultos, ese vilipendio y humillación hacia sus próvidos y gratificantes penecitos. A este paso la extinción del individuo está garantizada. No me cabe la menor duda…