Gobierno

El plan completo

Quién nos iba a decir que el Partido Socialista iba a federalizar España y procurar una Cataluña secesionista

Nos encontramos ante uno que diseña planes a largo plazo. Lo echaron de su partido y se lanzó a recorrer los pueblos con un coche, hasta retornar convertido en líder máximo. Los memes sobre un Pedro Sánchez tonto de remate no ayudan a hacerle frente. Ahora y sólo ahora se percibe en toda su magnitud el plan de este señor para destruir la unidad de España y romper la solidaridad entre todos.

Sólo falta la fecha ¿Será en 2024, será en 2025? Antes o después habrá un nuevo referendo de independencia en Cataluña, esta vez con las bendiciones del estado. Para eso, Pedro Sánchez tiene que ganar las elecciones generales y revalidar mandato. En ese momento, Esquerra Republicana reclamará, para apoyarlo y prestar sus escaños, la celebración de la consulta y el líder explicará a todos que, de este modo, se resolverá para siempre el “problema nacional de Cataluña”.

Desde el jueves, el camino está alfombrado. El delito de malversación ha sido rebajado y, a partir de ahora, será posible gastar para comprar urnas a China, enviar delegados a Rusia o imprimir propaganda a favor de la independencia. Eliminado el delito de sedición, se podrá convertir colegios en sedes electorales o llamar a la ruptura sin que suponga pena de cárcel. Y si alguien, desde el poder judicial, pretendiese poner en duda la constitucionalidad de todo ello, el nuevo Tribunal Constitucional, elegido a medida del poder, pastueño a los intereses de este PSOE, dejará todo en agua de borrajas.

Resulta pavoroso lo difícil que es enfrentarse al malo. Porque miente y disimula sin empacho, porque niega lo que pretende y, sobre todo, porque piensa a largo plazo un horizonte inimaginado por los demás. ¡Quién nos iba a decir que el Partido Socialista iba a federalizar España y procurar una Cataluña secesionista! Teníamos al enemigo en casa y ni lo sospechábamos.

Nos queda muy poco espacio para reaccionar. Si la oposición ganase las elecciones, se encontrará con un estado de derecho desprovisto de mecanismos para impedir la ruptura, desguarnecido. E incluso, hasta entonces, el camino es endiabladamente torticero. Los votantes catalanes constitucionalistas, por ejemplo, ¿qué podrán votar si el PSC va con ERC y con mucha probabilidad PP y VOX quedarán fuera del parlamento local? Es preciso que las fuerzas democráticas apresten un plan para aunar fuerzas y generar posibilidades.

La primera cita crucial es este lunes, cuando el Alto Tribunal se pronuncie sobre la reforma del Gobierno de esta semana que afecta al poder judicial. Para presionar a los magistrados, el Gobierno ha desatado una campaña de rayos y truenos contra quienes se opongan a sus fines. Acusan de “utilizan el poder judicial de derechas” contra el Ejecutivo y el Legislativo. Es alucinante que se emplee contra las víctimas la artillería de los agresores. Qué verdad es que no hay mejor defensa que un buen ataque.

“No habrá ninguna consulta de autodeterminación en Cataluña -dijo Sánchez esta semana-, no sólo porque no tiene cabida en la Constitución, sino porque tenemos que contribuir con soluciones que ayuden a superar la fractura de la sociedad catalana”. Mentira. Si Sánchez dice esto es porque piensa lo contrario. El mismo que dijo que jamás pactaría con Bildu y que no podría dormir en caso de que Podemos llegase al Gobierno ha demostrado que no es de fiar. El que dice la verdad es Pere Aragonès y, respondiendo a Sánchez en la SER, ha sentenciado: “Esto no se ha acabado. Si alguien piensa que, por haber llegado acuerdos, hemos renunciado a nuestras convicciones, es que no entiende lo que pasa en Cataluña”. El siguiente paso, explicó, “es abordar la cuestión de fondo que es la relación entre Cataluña y España y pactar un referéndum con el estado. Nos gustaría entrar en ello en los próximos meses”. Ahí lo tenemos.