Política

No funciona el capitalismo, señora

Fue una espectacular operación de propaganda, que todavía marcha a buen ritmo. Cualquier cosa mala que se vea será culpa del capitalismo

Señora, parece que el capitalismo no funciona. De verdad. Lo leí en el diario «El País».

Dirá usted: es un fabuloso camelo. Lo que no funciona es el anticapitalismo. Pues, no. Si usted se fija, desde que cayó el Muro de Berlín, cuando el genocidio anticapitalista ya fue innegable, se dejó de hablar del comunismo. De hecho, parecía como si no hubiera existido. Y se extendió la alarma por los males que padecía el planeta por culpa del capitalismo. Desde los derechos humanos hasta el medio ambiente, pasando por la desigualdad, todo iba a peor. Fue una espectacular operación de propaganda, que todavía marcha a buen ritmo. Cualquier cosa mala que se vea será culpa del capitalismo.

Esta ficción permite que los antiliberales sigan erre que erre con una de sus más antiguas mentiras, a saber, que el capitalismo se derrumba. En serio, señora. Esto viene desde Marx, que ya anunció que el capitalismo, presa de sus contradicciones, se encaminaba a su fin.

Esto mismo lo afirmó en «El País» Azahara Palomeque, que es escritora y doctora en Estudios Culturales por la Universidad de Princeton, nada menos. Lo asombroso del caso es que lo que veía como «síntomas de derrumbe» del capitalismo, lo que le permitía convocarnos, en serio, a que «acabemos de una vez con sus coletazos moribundos», eran falsedades, o resultado de la intervención política en la economía.

Llegó a atribuir al capitalismo la pandemia, originada en la dictadura comunista china, o la crisis energética, en un sector profusamente intervenido por la política, o el «caos climático», como si el anticapitalismo hubiese protegido el medio ambiente. Con tono de Arquímedes, presume de haber descubierto las pulsiones antiliberales de los empresarios, que ya denunció Adam Smith en el siglo XVIII.

Condena cualquier oportunidad de crear prosperidad, y afirma que «se persigue esquilmar toda Extremadura en busca de un litio que no traerá riqueza, sino residuos tóxicos». En serio.

Y en serio concluye que «la mano invisible que todo lo regula sufre daños irreversibles». Todo lo regula el mercado, señora. Todo. La doctora no se ha molestado en mirar la realidad, o en charlar con cualquier contribuyente. Pero tiene muy claro, porque para eso es doctora por Princeton, nada menos, que el capitalismo no funciona. En fin.