Pedro Sánchez

El Nuevo Año nos trae una nueva mutación de Pedro

Si la memoria es tan corta como echan cuentas en Moncloa, el PP tiene difícil cumplir sus expectativas electorales

La mesa de diálogo con la Generalitat queda formalmente congelada. No así la negociación bajo cuerda con ERC porque hay intereses políticos en juego que todavía tienen que resolverse. Pero el Nuevo Año trae otro Pedro Sánchez, un reinventado presidente dispuesto a renegar de sus acuerdos con el independentismo las veces que haga falta y a vestirse con la bandera de España para ofrecer su política más atractiva y conseguir votos de la Meseta y de Cataluña.

Los gurús demoscópicos presidenciales se sienten capaces de implementar con éxito la nueva mutación de Pedro y que cuele en el imaginario público que el Pedro del 23 es el mismo que hace cuatro años prometió a los españoles mano dura contra los líderes del procés. Está por ver si lo consiguen, pero desde este mes de enero lo que se nos viene encima es un despliegue del «sanchismo» patriota y negacionista de consultas y demás cuestiones que forman parte de la mesa bis de negociación.

Un Sánchez estadista, conciliador, moderado, que antepone el sentido de Estado por encima de los intereses de partido y los intereses personales. Que ayuda a sus barones en su batalla electoral por sus políticas sociales y su compromiso con la clase trabajadora española. Si la memoria es tan corta como echan cuentas en Moncloa, el PP tiene difícil cumplir sus expectativas electorales.

Justo antes de Navidad, un alto cargo de Moncloa comentaba a un representante de los poderes ocultos contra los que lucha Sánchez que «Feijóo no ha medido bien lo listos que podemos llegar a ser en Madrid». Listos como sinónimo de doble juego, facilidad en el engaño y eficacia en manipular a la opinión pública. También le decía que el presidente estaba listo para subirse de nuevo al coche y hacer campaña por toda España como lo hizo cuando le ganó las primarias a su partido. «Solo que con la diferencia de que hoy lo hace en coche oficial y con todo el apoyo del BOE detrás·. Están tan convencidos en Moncloa de que no tendrán que hacer mudanza después de las elecciones generales que hasta se atreven a soñar con la puesta en marcha de un proceso constitucional en el siguiente mandato, en el que el frente popular le gane sí esta vez la guerra a la derecha heredera del franquismo. Ese proceso constituyente empezaría en Cataluña y luego se trasladaría al Congreso. Y así Sánchez pasará a la historia por terminar aquello que se cortocircuitó en julio del 36.