PSOE
Ahora ya «sí son de fiar»
La clave es Cataluña porque si Sánchez no consigue multiplicar los 12 escaños que consiguieron en las elecciones generales de 2019 no tiene ninguna posibilidad de que los números sumen
Las negociaciones de ERC con La Moncloa siguen abiertas para blindar el semestre europeo de Pedro Sánchez como presidente de la UE. Y aunque Salvador Illa compita con ERC en las próximas elecciones municipales, y Barcelona sea muy importante para Ferraz, el acuerdo sobre los Presupuestos de la Generalitat y todas las demás necesidades de los republicanos serán atendidas en tiempo y forma, más allá de los intereses del ex ministro Illa. Sánchez comenzó la Legislatura bajo el mantra de que los de ERC «no eran de fiar», y la termina fiándose más de ellos que de algunos de los barones de su partido. Si Illa no se fía de ERC es su problema, porque para Moncloa ahora ya sí son de confianza.
La clave es Cataluña porque si Sánchez no consigue multiplicar los 12 escaños que consiguieron en las elecciones generales de 2019 no tiene ninguna posibilidad de que los números sumen. Justo este jueves entra en vigor la reforma del Código Penal que elimina el delito de sedición y modifica el de malversación, y en la cúpula de ERC, igual que en Junts, están pendientes sobre los nuevos cálculos que pueda hacer el Tribunal Supremo. Los cuatros condenados por malversación –Oriol Junqueras, Raúl Romeva, Dolors Bassa y Jordi Turull– llevan más de cuatro años inhabilitados, y la nueva pena máxima de la reforma penal pactada con Junqueras es de seis años. ERC y Moncloa tienen la mira puesta en el Supremo bajo la misma cantinela de que las decisiones del Alto Tribunal tienen un sesgo político determinante y se mueven bajo la consigna de malmeter en la nueva Cataluña pacífica que ha parido el primer Gobierno de coalición.
Los de ERC son ya tan de fiar que socialistas y republicanos reproducen miméticamente el mismo discurso sobre la Justicia española y se sienten unidos en el objetivo de frenar juntos la llegada de la derecha al poder. Comparten incluso los mismos recelos hacia Pablo Iglesias y todas sus ministras. El único capital político que tiene Yolanda Díaz es lo bien que cae en la izquierda más moderada, la que podría votar al PSOE si no les resultara antipático Sánchez. Y el líder de facto de Podemos le ha pedido al nuevo año que, a poder ser, no haya reedición del Gobierno de coalición porque el entronamiento de su pupila, hoy etiquetada de traidora, le dejaría fuera de juego. Sin embargo, la derrota del «sanchismo» y el «yolandismo» abriría sitio a aquel Podemos rupturista con el que Iglesias llegó a la política.
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