Opinión

Putin y Zelenski: ¿el malo y el bueno?

Se aproxima la fecha del 24 de febrero, primer aniversario del comienzo de la «operación militar especial» lanzada por Putin sobre Ucrania para neutralizarla políticamente, impidiendo su integración en el bloque político y económico (UE), y militar (OTAN) de Occidente, bajo hegemonía y liderazgo de EEUU.

«Oficialmente» se lanzó para la «desnazificación» del territorio ucraniano e incorporarse la zona del Dombás, linde oriental fronterizo con Rusia y de numerosa población rusófona, y sometida por el Gobierno a persecución política e incluso militar. Por supuesto y, además de ello, para consolidar la anexión de la península de Crimea efectuada en 2014 tras la «Revolución de colores» del Maydan. Preciso es recordar que ésta fue «regalada» a la República Socialista Soviética de Ucrania por el ucranio Nikita Kruschov, sucesor de Stalin al frente de la URSS tras su muerte en 1953. Hasta entonces, Crimea pertenecía a la República Socialista Federativa Soviética de Rusia, y en aquellas fechas se conmemoraba el tercer centenario de la autonomía de Ucrania en el imperio zarista, lo que no debe olvidarse para juzgar lo que ocurre ahora.

Para los occidentales europeos –entre los que nos encontramos– el relato único y oficial de lo que sucede es el de que se trata de una lucha de Ucrania por la libertad, la integridad territorial y la democracia, frente al autócrata y déspota invasor Putin; por lo que la UE y la OTAN deben prestar toda la ayuda necesaria al gran líder y héroe nacional ucraniano Zelenski, que encarna la causa de la libertad frente a él.

En definitiva, el guion de una película más de «buenos y malos». Lo cierto es que sin discutir ni contradecir la condena rotunda de la invasión, esta es una burda simplificación de la realidad. Lo cierto es que se trata de una pelea entre dos «malos» donde se dirime quién es el más astuto de los dos: si el que lo hace a cara descubierta, o el que tira las bombas y esconde la mano. Para ello basta ver quién es el beneficiado de la guerra y quiénes son los perjudicados. Víctimas indiscutibles son el pueblo ucraniano, tanto en vidas humanas como en bienes materiales y tras ellos, los europeos, pagando económica y políticamente la guerra. Con un coste energético y alimentario del que se favorece la industria militar en general y el «deep state» estadounidense en particular. Políticamente la UE convertida en un simple peón en el tablero geopolítico mundial con las piezas occidentales del rey y la dama en Washington.