Pablo Iglesias

Las «cañas» de Feijóo y Ayuso

Aquellos que han tenido responsabilidades en Gobiernos autonómicos y en partidos regionales saben los difícil que es conjugar los intereses de la región con la solidaridad nacional y del partido nacional

Quien el pasado jueves por la noche andase por alguna de las calles de Chamberí, lo mismo se cruzó con Feijóo y Ayuso, que estaban de cañas por el barrio de la presidenta. No es la primera vez, ni será la última, que los dos se citan para cenar informalmente y cambiar impresiones sobre el partido o sobre la situación política. Ahora bien, los hechos dan igual porque la izquierda sigue empeñada en sostener el mismo discurso que utilizaba en la etapa de Casado, en ese mimetismo con las tácticas de deformación de la realidad que usa el «trumpismo» que tanto critican.

Aquellos que han tenido responsabilidades en Gobiernos autonómicos y en partidos regionales saben los difícil que es conjugar los intereses de la región con la solidaridad nacional y del partido nacional. Y ya sólo por eso Feijóo entiende a Ayuso y Ayuso entiende a Feijóo.

Pero da igual la realidad porque los que niegan los puñales que andan clavándose dentro del espejismo de la coalición son los mismos que alientan la caricatura de una presidenta madrileña empeñada, supuestamente, en descolocar la oposición de su presidente. Inventan sobre lo ajeno y no atienden los movimientos que se están produciendo debajo de sus pies para evitar que la pinza de Pedro y Yolanda se lleve por delante el espacio de Podemos.

Quizás sean muy mal pensados quienes estuvieron en el círculo de Iglesias, y acabaron decapitados por el Maestro, cuando dicen que Pablo está construyéndose un espacio político y mediático para cuando caiga la coalición. Conocerle, le conocen bien, y no tienen ninguna duda de que todo lo que haga de aquí a las elecciones generales tiene como objetivo destruir a Pedro. Y es todo tan de traca que en éstas aparece Lilith Verstrynge, con coche oficial como secretaria de Estado, y publica un vídeo ofensivo contra el presidente de Gobierno, y todos tenemos que creernos que ha sido sólo idea suya y no de Pablo.

Como tampoco debemos ver la mano de Pablo detrás de la resistencia de la ministra, Irene Montero, a reconocer que lo que ha hecho con la Ley del Sólo Sí es Sí, facilitar excarcelaciones de agresores sexuales condenados en firme, tiene más de machista que de compromiso con la lucha por la igualdad. Quizás si Pedro y Yolanda se llevaran de cañas a Pablo tendrían alguna posibilidad de convencerle de que deje de cavarles agujeros… A Ayuso y a Feijóo les va mucho mejor de lo que pregona la izquierda, quizás porque, al final, hasta en la política las relaciones personales se trabajan en los pequeños detalles.