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Sin Perdón
«Los dos jefes de la “Stasi” se encargaron de liquidar cualquier atisbo de disidencia»
Las grabaciones de Koldo muestran un cuadro más completo del sanchismo y explican por qué Sánchez nombró a Ábalos y Cerdán al frente de la todopoderosa secretaría de Organización. A primera vista podría parecer sorprendente, porque no tenían formación y su zafiedad les alejaba del pijerío progre que gusta a Sánchez. No eran «gente guapa» socialista, como sucede, entre otros, con Óscar Puente, Antonio Hernando, Óscar López, Patxi López, Carmen Conde o María Jesús Montero. No tenían buena pinta, no eran universitarios y vestían fatal. Mientras Koldo era un mamporrero de Ábalos y Cerdán, estos dos lo eran de Sánchez. Eran perfectos para controlar la estructura del partido y organizar la «Stasi» del sanchismo, como muy bien reflejan las conversaciones de Koldo, el mayor garrulo y hortera del PSOE. En realidad, conociendo a Sánchez, un perfecto pijosocialista, les debía mostrar esa falsa empatía y camaradería que utiliza para ganar voluntades. No creo que disfrutara con la zafiedad de sus dos secretarios de Organización y por ello no le ha costado nada dejarlos caer. Nadie ha sido más duro en el partido, en público y en privado, condenándolos al más absoluto ostracismo.
Uno de los aspectos más escandalosos de lo que estamos conociendo reside, precisamente, en la «Stasi» sanchista. Tras ser defenestrado y recuperar la secretaría general, necesitaba acabar con cualquier atisbo de pensamiento crítico en el partido y colocar a sus peones. No se puede dudar de su inteligencia, habilidad y falta de escrúpulos. Los dos jefes de la «Stasi» se encargaron de liquidar cualquier atisbo de disidencia y colocaron en las organizaciones regionales, provinciales y los grupos parlamentarios a las marionetas que ahora aplauden con gran fervor al líder. Esta casi unanimidad es la consecuencia de ese exterminio de los rivales y la compra de voluntades. Este modelo de autoritarismo en el partido es muy parecido al control que se aplicaba en la Unión Soviética y los países comunistas a sus partidos. Por supuesto, los equivalentes a Cerdán, Ábalos y Koldo respondían al mismo modelo de personajes vulgares, faltos de formación y movidos por la ambición y la necesidad económica. Y al lado de los líderes también estaban los actuales mercenarios que apoyan a Sánchez y actúan como voceros e inquisidores.
Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)
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