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Apuntes

¿Adelanto electoral? Abandonad toda esperanza

Al matrimonio Sánchez todavía le queda, al menos, un veraneo más en La Mareta. No se la jugará

Parece que hay movimientos en algunos sectores de las izquierdas nacionalistas –aunque, tal vez, solo sean iniciativas de algún particular– para conformar una coalición «plurinacional» que amortigüe el presumible tortazo que se va a pegar Sumar en las próximas elecciones, acabando con cualquier esperanza de repetir la actual mayoría de investidura. Una especie de confederación de partidos separatistas con la izquierda nacional, que es, en el fondo, lo menos nacionalista que se vende en botica, aunque, visto el impagable papel que hace ERC en el sostenimiento de un gobierno presidido por un partido jacobino como el PSOE, tampoco hay que asombrarse. Ahora bien, lo que explican estas maniobras con aire de estratégicas es la escasa confianza que ofrece Yolanda Díaz como cabeza de cartel electoral de la izquierda exquisita –la montaraz es la que representan las Belarras, que tampoco están como para tirar cohetes, al menos, según lo que dicen la mayoría de las encuestas–, asunto que en cualquier otro momento se sustanciaría con una renuncia preventiva que facilite la búsqueda de un nuevo liderazgo. Así, de paso, se matarían dos pájaros de un tiro, por cuanto podrían poner un ministro/ministra/ministre de Trabajo de izquierdas, pero de izquierdas de verdad, que volviera a reintroducir los salarios de tramitación en los procedimientos de despido, que es la piedra de toque de una legislación laboral racional, se ponga la CEOE como se ponga, entre otras cuestiones porque elimina a aquellas empresas que sólo compiten merced a los bajos salarios y la elevada rotación de plantillas. Cosas, por lo visto, que Yolanda Díaz, con experiencia laboral en el sector privado bastante escasa, no ha llegado a comprender, sin duda, porque los más afectados suelen ser esos inmigrantes que realizan labores de poco lucimiento, apenas consiguen vivir en pisos compartidos y, lo mejor de todo, todavía no tienen derecho al voto, con lo que no hay que preocuparse. Sin embargo, el asunto de la «coalición plurinacional» también revela la conciencia de que en unas hipotéticas elecciones la opción de Pedro Sánchez no iba a tener un desempeño muy brillante y que, incluso, es muy capaz de perder una vez más frente a Feijóo, pero esta vez de manera determinante. Piensan algunas cabezas algo mejor amuebladas que, sumando el 6 por ciento que representa todo el voto nacionalista al 12,33 por ciento que consiguió Sumar en julio de 2023, podrían compensar la caída de escaños socialistas. Pero el problema estriba en que el propio Pedro Sánchez ya da por descontado que, si va a elecciones en las actuales circunstancias, no le va a servir de nada el voto de los de la coalición de investidura porque «la derecha y la extrema derecha» van a barrer muy por encima de los 175 escaños de la mayoría absoluta. O dicho de otra forma, adiós a La Mareta, al Falcon y a La Moncloa, no necesariamente por este orden, asunto que no parece que le venga nada bien al presidente del Gobierno, que no vas a comparar un veraneo en un palacio en Lanzarote, preciosa isla, con un fin de semana en un chalé en Rascafría, por poner un ejemplo. Así que, como rezaba el cartel del infierno de Dante, «abandonad toda esperanza» quienes quieran un adelanto electoral, que, menos es nada, todavía le queda un verano más en las Canarias.