Al portador

Bloqueo y elecciones simultáneas

«Sánchez baraja plantarse al final ante los indepes y después hacer coincidir comicios catalanes y legislativos»

Rush Limbaugh (1951-2021), conductor de un exitoso programa de radio muy conservador-republicano en Estados Unidos durante años, inventor del término «feminazi», defendía que «es algo estratégico estar en modo de campaña permanente». Los asesores sucesivos de Pedro Sánchez, desde Iván Redondo al actual Aleix Sanmartín –ideólogo de las cartas a la ciudadania– siempre se inspiraron en la política estadounidense y, alguno, sin duda, conocía la recomendación de Limbaugh. El inquilino de La Moncloa, mandatario sin complejos donde los haya, aplica esa doctrina al pie de la letra. Todo es campaña electoral, también las negociaciones para la formación de Gobierno en Cataluña, con o sin Salvador Illa. Sánchez ofrece una «financiación singular» a los indepes y, en seguida –«el azar no existe», decía Einstein (1879-1955)– la prensa catalana recuerda que en 2012, Alicia Sánchez Camacho, líder entonces del PP catalán, hablaba de «conseguir un sistema de financiación singular para Cataluña» (sic).

Los estrategas de La Moncloa hacen su trabajo a mayor gloria de su jefe. El enredo catalán, con una victoria insuficiente de Illa, porque es así, creen que ofrece una nueva oportunidad. Esbozan un escenario en el que Sánchez y el PSC de Illa se planten ante los «indepes». Ofrecen «financiación singular», como el PP en su día, conscientes de que Puigdemont y Rovira no la aceptarán. Los socialistas aguantarán hasta el último día, víspera de la convocatoria de repetición electoral en Cataluña, y entonces airearán que se han plantado ante los «indepes». Vuelta a las urnas, pero Sánchez barajaría convocar también elecciones generales al mismo tiempo. Gobierna gracias a los escaños catalanes y calcula que podría incluso aumentarlos al hacer frente, al menos para la galería, a los «indepes». Todo es enrevesado, pero el líder del PSOE sabe que, ahora mismo, la legislatura está bloqueada y que aprobar los Presupuestos es un sueño de una noche de verano. La única duda es que los resultados de las europeas, al margen del relato, fueron menos favorables de lo que esperaban en La Moncloa, aunque tampoco nada irrecuperable si se invoca el fantasma ultraderechista en una campaña permanente como recomendaba Limbaugh.