Sin Perdón

«Cariño» Armengol, el fiel Galindo y Pumpido

No hay nada peor para un jurista que perder la ética y olvidar que el servicio público no significa ser el vasallo de un gobierno

La función pública se basa en el mérito y capacidad. Es un sistema de oposiciones ejemplar que detesta la izquierda porque, salvo algunas excepciones, no consigue superarlo. Es falso que solo esté al alcance de las familias de clase media, porque conozco muchos funcionarios sin recursos que las han conseguido superar. El problema de los políticos de izquierdas es que tenían que estudiar, porque el gratis total no sirve para ser funcionario. No pueden aducir falta de recursos, porque desde Sánchez hasta una gran mayoría de sus diputados provienen de familias acomodadas. Este martes se perpetró una nueva tropelía de “cariño” Armengol, tal como la llamaba su amigo Koldo, y su fiel Galindo. Me cuesta mucho entender que un letrado de Cortes, que es una oposición de gran prestigio, haya decidido convertirse en una correa de trasmisión de los disparates jurídicos del sanchismo. Lo entiendo en Conde-Pumpido, ya que le puede la ambición y una desaforada ansia de protagonismo. Ha renunciado a su condición de jurista para atropellar la Constitución blanqueando los desmanes de Sánchez y sus aliados. En eso queda un magistrado del Supremo que podría haber concluido su trayectoria con un reconocimiento que ya nunca tendrá de sus pares.

Galindo ha preferido vender su alma a cambio de un cargo. Lo ha hecho demasiado joven. Cuando caiga el sanchismo arrastrará el estigma de haber blanqueado las tropelías de “cariño” Armengol que al menos podrá gestionar la farmacia de su familia. No hay nada peor para un jurista que perder la ética y olvidar que el servicio público no significa ser el vasallo de un gobierno. El Senado votó en contra del proyecto de ley orgánica sobre intercambio de información de antecedentes penales y consideración de resoluciones judiciales penales en la Unión Europea, que permitirá que numerosos etarras salgan de la cárcel. Los servicios jurídicos del Congreso sin informe y con un pronunciamiento verbal no aceptan el veto mientras que los del Senado defienden una posición diametralmente opuesta. Me gustaría leer un informe que sustente la nueva chapuza de Galindo. Es inconstitucional, pero no importa porque Conde-Pumpido está dispuesto a destrozar o triturar su toga con tal de complacer a Sánchez. La podría cambiar por una de esas que utilizan los miembros de las sectas. En Roma no podría llevar una toga pretexta.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).