El buen salvaje
Cataluña-Madrid
Ya no es España, que no puede robar porque ha dejado de ser España, sino Madrid, el eje del mal
Hay batallas que se pierden o se ganan en un segundo, y otras que tardan lo que un imaginario manual de resistencia bastarda. El de Cataluña contra Madrid tiene mucho de este segundo tipo; será una guerra sostenida y a medio plazo para hacer ver, en Cataluña y, sobre todo, en el resto de España, que Madrid roba a los catalanes. Ya no es España, que no puede robar porque ha dejado de ser España, sino Madrid, el eje del mal. Madrid es el lugar donde empieza el infierno, el día de la bestia, el sitio al que es fácil odiar si no vives aquí, el mejor lugar del mundo, ese rincón en donde eres un gato que cabe en cualquier sofá.
Salvador Illa va a por Ayuso, algo que le funcionará allí y que hará más fuerte a la presidenta en Madrid. Es ese mantra que el socialismo regala a la muñeca asesina una y otra vez.
El independentismo se ha gastado sus presupuestos en ñoñerías identitarias; era urgente invertir en soplapolleces catalanistas antes que en lo realmente importante, pero al independentismo le ha importado una higa cómo vivan los catalanes, sino cómo exprimir su idiosincrasia, de ahí que tenga que recuperar el tiempo perdido, volver del revés las mentiras para explicar que, en realidad, la culpa no era de que invertían mal, sino que en Madrid anida una bruja que odia a Cataluña y que hace «dumping» fiscal.
Barcelona quiere seguir siendo emblema de una modernidad ridícula. Borja Villel recuperando el espacio de la descolonización para dejar claro que América la descubrió Colón, que no era catalán, pero que los barcos esclavistas sí eran catalanes. Quien bucea en el pasado siempre encontrará un agujero que no sabe con qué rellenar. Así se va la pasta por el sumidero y hay que echar la culpa a alguien. Es sencillo hacerse la víctima, como siempre, y seguir viviendo en el cuento de la buena pipa. Es el plan de Illa, el hombre que se reparte entre Lanzarote y la península.