A pesar del...

Chacal anticapitalista

Toda la clave es retratar al capitalismo como lo peor del mundo. De hecho, es peor que el propio asesino, que es presentado como un señor que gana dinero matando gente, vamos, en un mercado como otro cualquiera

La serie de diez episodios «Chacal», que puede verse en Movistar+, es un completo disparate anticapitalista. Pero es muy entretenida. Creada por Ronan Bennett, y protagonizada por Eddie Redmayne y Lashana Lynch –con la notable actriz española Úrsula Corberó en el papel de la mujer del asesino, el Chacal–, «The Day of the Jackal» es una adaptación de la novela que Frederick Forsyth, que murió el pasado junio, publicó en 1971, y sobre la cual Fred Zinnemann dirigió una excelente película dos años más tarde. En este caso, la conjura criminal no tiene como objetivo a de Gaulle sino a un empresario. Este empresario es el héroe, lo que muy rara vez sucede en el mundo de la cultura, pero es un empresario progre e idealista, y que por eso mismo es objeto del odio de sus competidores, un odio tan brutal que deciden contratar al Chacal para que lo mate, y de eso va la historia.

Toda la clave es retratar al capitalismo como lo peor del mundo. De hecho, es peor que el propio asesino, que es presentado como un señor que gana dinero matando gente, vamos, en un mercado como otro cualquiera. Además, como suele suceder en estas tramas, uno termina simpatizando con él, porque a menudo apreciamos el trabajo bien hecho, aunque sea un crimen.

Para que este dislate tenga un sentido realmente progre, la víctima debe ser un ángel. Y lo es. Ulle Dag Charles, o UDC, es un tecnólogo, un hombre de negocios multimillonario, pero también un activista que va a salvar el mundo gracias a una innovación tecnológica llamada River, cuyo inminente lanzamiento todos quieren evitar, incluidos sus socios. UDC proclama: «En un mundo justo, el dinero, fluyendo como los ríos, desembocaría en un gran embalse destinado al bien común. Sin embargo, la clase depredadora de los ricachones ha desviado ese flujo hacia sus bolsillos: lo llaman mercado libre. River cambiará esto de forma radical, porque revelará a dónde va el dinero exactamente. River es transparencia. River es cambio global». Ni Stiglitz habría desbarrado mejor.

Con todo lo que cabe criticarla como desatino anticapitalista, este serie tiene algo indudable: engancha. Por eso John Anderson, que sostiene en el «Wall Street Journal» que había un gran desenlace posible y lo desperdiciaron, le aclara al lector: «Usted entenderá lo que quiero decir, porque estará allí hasta el final».