Tribuna

El ciclón púrpura

Ella es, sin duda, la política española que más interés me despierta. Por su arrojo. O tal vez porque es una ganadora nata

San Sebastián de los Reyes. 10.30h. Lunes 17 de febrero. Entrada al complejo de A3 Media. A las 11:00 h. Laporta va a dar una rueda de prensa por el Caso Negreira.

Vengo desde Barcelona dispuesto a defender el honor del Barça hasta lo razonable. En Al Rojo Vivo de Ferreras. Misión harto difícil. Porque el asunto se las trae. Y lo razonable en este caso goza de un margen estrecho por mucho que dé rienda suelta a mis colores.

Ando con el móvil, cabizbajo. Mensajeándome con el entorno directo de Laporta. Para saber la última hora. Les pido que me den detalles, un relato convincente, que me den argumentos de peso que me inviten a creer que todo es una exageración. La cabeza me insiste que el asunto es turbio pero el corazón me lleva a un acto de fe. Aún no lo sé, pero me las voy a ver con Josep Pedrerol que también asegura ser del Barça.

Y entonces, de repente, justo cuando levanto la cabeza para subir los escalones de acceso a control en el complejo de A3 Media, aparece ella. Deslumbrante. Casi me doy de bruces ante la sorpresa. O me atropella ella que lleva un paso más ligero y decidido que mi zancada despistada. Su comitiva me invita a dejar paso. La llevan en volandas unos tipos fornidos. Ella viste un llamativo vestido malva. O púrpura. O lila. Un sol radiante la recibe a la salida. Brilla. Por un momento dudo en forzar un saludo. Me han contado que es encantadora, informal y sociable. Pero abandono la idea por pudor aunque por un instante ella parece escrutarme. O claro que igual me lo imagino.

Se detiene ante un coche negro que le está esperando. Hay sendos coches oficiales. Robustos. Medita unos segundos antes de subirse al auto. Sonríe, comenta algo y resuelta y elegante se monta finalmente en la parte trasera. Y sin más, se desvanece. Viene de una entrevista en Antena 3. Distingo y saludo a Santi González, el director que ha llevado a A3 a liderar la audiencia. También parece complacido con la visita.

Pues bien, finalmente me he topado con Isabel Díaz-Ayuso, la política española más fascinante en lo que llevamos de década. Julián Cabrera, jefe de informativos de Onda Cero, me ha comentado en alguna ocasión que un día mueve hilos para que la conozca. De momento, mi gozo en un pozo. Será que lo bueno debe esperar. Pero sigo en compás de espera, amigo.

Ella es, sin duda, la política española que más interés me despierta. Por su arrojo. O tal vez porque es una ganadora nata. Se va a llevar las elecciones de calle e igual hasta se puede permitir vacilar a VOX.

Aunque siendo honesto, no con mi voto. No es una cuestión de afinidad. Si yo fuera madrileño tampoco la iba a votar. Ni viviendo en el barrio de Salamanca. Donde por cierto mi tío abuelo tenía un piso. En Santa Engracia. Mi abuelo paterno también vivió en Madrid. Tres años. Del 36 al 39. Éste se vino de voluntario –era cojo– a defender la República. O sea, que con esas credenciales la distancia se me antoja insuperable.

No hay proximidad ideológica alguna. Es seducción. Fascinación por el atrevimiento y su jovial proceder. Por el desparpajo. Incluso hay algo juvenil en ella. No me sorprendería nada que en Vallecas también gane mientras la izquierda nos entretiene «a torta limpia». Con otra Díaz (Yolanda) y Belarra dándose zarpazos. La entrevista que dio Yolanda a Évole demuestra que es una batalla sin cuartel. Donde va a haber vencedores y vencidos. Como en la retaguardia republicana cuando la emprendieron a tiros.

Queda una eternidad para las elecciones generales. Las de Madrid están a la vuelta de la esquina y no van a tener color. O mejor dicho, sí lo van a tener. No van a ser blancas. Ni azulgranas. Por supuesto. Van a ser púrpuras.

Menos claro está lo de diciembre. O para cuando sean. Porqué Pedro Sánchez sigue teniendo opciones y se crece en la adversidad. Tiene más vidas que un gato. Y porte. Si logra sobrevivir a un escenario electoral que hoy es adverso no hay duda que entonces sí se abriría la posibilidad de que una mujer optara de verdad a ser presidenta del Gobierno. Y sería una Díaz, juzguen ustedes cuál de ellas.