Sin Perdón
Coherencia frente a incoherencia en Galicia
«Desde la Transición hasta estas decisivas elecciones, el nacionalismo gallego de izquierdas es una sopa indigerible de siglas y minifundismo político»
Uno de los aspectos más interesantes de las elecciones gallegas es el futuro del yolandismo. El resultado que obtenga Sumar comportará, necesariamente, un debilitamiento o un reforzamiento de la figura de Yolanda Díaz. No parece que un fracaso le permita mantener una posición de firmeza en la amalgama de formaciones comunistas y antisistema que lidera. No hay que olvidar que es gallega. Todos sueñan, incluido Sánchez, en hacer presidenta de la Xunta a la radical Ana Pontón, aunque la todopoderosa izquierda mediática intenta presentarla como un dechado de virtudes y en cualquier momento nos dicen que es de centro. Nada que nos tenga que sorprender. Al PSOE no le importa, como en otros lugares de España, convertirse en el costalero de un nacionalismo que siempre ha coqueteado descaradamente con el independentismo y que está unido a los herederos de ETA. Lo único que les importa es el poder y clonar el Frente Popular que gobierna en España. Nunca he entendido por qué Pontón y sus colegas quieren la independencia de Galicia, ya que es el fundamento ideológico y objetivo político del BNG. Es un frente en el que participan la UPG, el MGS y el FOGA así como el colectivo Abrente y militantes que son afiliados independientes.
El nivel de empanada mental de la izquierda gallega es impresionante. Por una parte, está un PSOE en decadencia, aunque es una consecuencia de su sumisión al sanchismo y su desorden ideológico acomplejado, como en otras zonas, por los nacionalismos de pata negra. El caso de Sumar es curioso porque resulta difícil, por no decir imposible, encontrar grandes diferencias con las formaciones y corrientes del BNG, ya que, en ambos casos, son frentes formados por comunistas y antisistema. No contentos con esté caos ideológico sustentado en una irrefrenable ambición por el poder, los cargos y los chiringuitos está también Podemos, sumido en una lucha desesperada por la supervivencia. Desde la Transición hasta estas decisivas elecciones, el nacionalismo gallego de izquierdas es una sopa indigerible de siglas y minifundismo político. Los gallegos tienen que decidir entre la coherencia y el desorden de un frente de frentes que estará al servicio del sanchismo y Puigdemont.
Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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