PSOE

A día de hoy

La Razón
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A día de hoy, somos legión los españoles perplejos ante el curso que van tomando los acontecimientos políticos. Después de dos rondas electorales, la gobernación del país sigue sin haberse encauzado pese a que, después de la segunda, todo parecía más claro, pues había un único ganador y todos los demás eran perdedores. Mero espejismo, porque la aritmética parlamentaria sigue reglas sinuosas poco comprensibles para los comunes mortales.

A día de hoy, sólo uno de los tres partidos perdedores –Podemos– ha analizado las causas de su declive, aunque siempre con el matiz de no perturbar el poder de sus dirigentes. Los otros dos, aunque han perdido votos y diputados, no se han dado por enterados. Para la dirigencia del PSOE las elecciones las ha ganado la izquierda y la izquierda sólo puede liderarla su partido, pues para eso lleva más de un siglo debatiéndose en la política española. Y para la de Ciudadanos la culpa es del empedrado, del sistema electoral, con sus circunscripciones provinciales y su ley D’Hondt. ¡Pelillos a la mar!, se dicen sus líderes, como si eso de tener una representación menguante fuera una minucia.

A día de hoy, Pedro Sánchez, además de decir no a Rajoy, amaga con presentarse él mismo a la investidura, tal vez aunando a esa izquierda a la que cree que representa, trufándola, eso sí, de los votos nacionalistas que esperan la oportunidad de cobrarse algún que otro referéndum de independencia y no pocos privilegios fiscales para los suyos. Y de paso, sostiene que esos mismos nacionalistas son los afines ideológicos del PP con los que éste debiera enhebrar algún tipo de alianza para gobernar.

A día de hoy, Albert Ribera también le dice que no a Rajoy, esta vez porque considera que no está habilitado para liderar un proceso reformista. Pero añade que, en segunda votación, se abstendrá para que pueda ser presidente si otros –o sea, los del PSOE– lo toleran, con lo que dejará la gobernación de España en manos de quien, a su modo de ver, carece de aptitudes para esa tarea. Y después entona la amarga queja de quien quiere y no puede emprender los cambios institucionales que se necesitan en España porque Ciudadanos no va a formar parte del Gobierno –eso sí, porque, no quiere «sillones»–.

A día de hoy, por más que me esfuerzo, no logro entender la lógica interna de todo este conjunto de razonamientos socialistas y naranjas que, finalmente, a lo que conducen es al bloqueo de la situación política española y a la repetición, por tercera vez, de las elecciones generales. Y me desconcierta que todos ellos reciten, del derecho y del revés, el mantra de que unas nuevas elecciones serían intolerables.

En realidad, a día de hoy, a los únicos que entiendo, dentro de este magma de opositores al Partido Popular, es a los de Podemos. Ellos quieren subvertir el sistema constitucional y los demás hacen todo lo posible para que lo logren.