Alcanzó el perdón

El Betis necesitaba un acto de contrición para que tuviera su alma la salvación. La derrota en Nervión por 5-1 la pasada jornada impulsó a los espectadores de Heliópolis a recibir al equipo con división de opiniones. Fue muy humillante lo padecido contra el Sevilla. Frente al Real Madrid, lo mínimo que exigía el público era aportación de mejor ánimo, de inmensos deseos por alcanzar el resultado que sirviera para recuperar la moral, aunque se perdiera.

La visita del Madrid no era el momento más idóneo para hacer olvidar lo sucedido el pasado domingo. Sin embargo, el equipo bético, además de salir a jugar muy revolucionado desde el primer momento, no se afligió ante los primeros minutos de los madridistas y llegó el gol, el único del partido, de Beñat, jugador vasco que, por su nacencia, está enraizado en la mejor tradición bética, creada por quienes llevaron al equipo a la conquista de su única Liga. El Betis de los años treinta, impulsado por Ignacio Sánchez Mejías, quien no llegó a ver a su equipo campeón por la cogida de «las cinco en punto de la tarde», ya había inventado eso que ahora llaman su filosofía. Debe ser porque su delantero centro era un Unamuno.

El Real Madrid no encontró su mejor juego, el contragolpe rápido con desborde de los defensas contrarios. José Mourinho cambió en el descanso a Khedira y Özil por Kaká y Modric y ello no llevó el barco a buen puerto. En los últimos minutos, los béticos mantuvieron de manera épica su victoria.

El acoso no fue suficiente para el derribo. El Betis lavó sus culpas del derbi sevillano. El Madrid manifestó su decaimiento con respecto a la pasada temporada.