José María Marco
Amigos y amnistiados
Tiene gracia ver a la izquierda española atacar la regularización fiscal del Gobierno del Partido Popular mientras olvida las propias, infinitamente más generosas (en el caso del PSOE) o justifica la de los compañeros politólogos griegos, en el caso de IU y Podemos. Ni se tiene en cuenta que en cualquier democracia se pueden llegar a tomar medidas excepcionales en momentos de gravedad, como ocurrió en nuestro país en el 2012, ni se recuerda la cantidad de dinero que la regularización de Montoro ha permitido aflorar. Tampoco se dice que la amnistía no lo ha sido, y que si ahora se habla de corrupción, relacionada con este asunto, es porque la regularización no cerraba la puerta a la investigación. Como siempre, las amnistías fiscales son todas iguales, pero las propias, es decir las más turbias, son más iguales que las demás. Y a ver quién lo duda. Todo quedó blanqueado y limpio como una patena...
El hecho es aún más interesante en vista de que la relación de España con la Grecia de Syriza ha cambiado sustancialmente. Como éramos –con Portugal– el país que más problemas económicos tenía de los de la eurozona, también íbamos a ser, como describe el analista Simon Nixon, el país que más podría sufrir con la salida de Grecia del euro. Eso permitía prever que el Gobierno español sería tolerante con las inconsistencias de los compañeros politólogos griegos. Pues bien, no está siendo así, y el Gobierno de España, junto con el de Portugal, está manteniendo una posición de exigencia frente a los incumplimientos y los caprichos griegos.
Evidentemente, esta realidad se explica por consideraciones de política interna, aunque éstas sólo son posibles si se parte del gigantesco éxito de las políticas económicas, en particular de las del Gobierno español. Junto con otros hechos, como el precio del petróleo, las reformas van a permitir que la economía crezca un 3% (y tal vez más). El año pasado se crearon 500.000 puestos de trabajo. Y este año es posible que se creen otros tantos. Así que la principal amenaza que pesa sobre la economía española no es ya la salida de Grecia, sino otra interna, como es la inestabilidad que provocaría la llegada al poder de nuestros compañeros politólogos. Como esta posibilidad se va alejando, por la caída de Podemos y la subida de Ciudadanos, es de esperar que el PSOE no se empeñe en salvar a los primeros a costa de la prosperidad de los españoles. Todo es posible, sin embargo.