Paloma Pedrero

Apatía sexual

Me encanta empezar así los artículos: según un estudio realizado por un grupo de científicos australianos los métodos para medir la apatía sexual en las mujeres y las soluciones aportadas por los expertos para ayudarlas, son cuestionables... Pues bien, parece ser que el método de diagnóstico que aparece en el «Manual de Enfermedades Mentales», no coincide con el estudio que han hechos estos psicólogos clínicos de Sídney (vayan tomando nota de los términos). Los primeros, los del manual de enfermedades mentales, cuentan en un diez por ciento a las apáticas sexuales, mientras que los segundos indican que son un treinta y uno, dicho por boca de ellas mismas. Lo más asombroso del caso es que se considere un gran problema, mental para más señas, el que la hembra humana pase periodos de falta de deseo sexual. Como así es considerado el que su nivel de apetito erótico no corresponda con el de los varones; o, ya metidos en absurdeces, con el de las revistas, el cine, la literatura erótica, o el último informe de moda. Qué despropósito, queridos. Qué falta de claridad y de bondad practica nuestra especie desde lo falsario. Intereses, dinero, machismo, egos inflados, idiotez... dominan las sociedades humanas a tuti plen. Señoras, señores, somos unos irresponsables. No nos educan para pensar y, menos aún, para decir la verdad sin miedo. Y eso lleva, a menudo, a crear problemas en donde no los hay, a perder el tiempo y a crear conflictos absurdos y dolorosos. Las mujeres siempre los hemos sufrido con respecto a este asunto de la cosa sexual. Si nos apetece mucho nos preocupa, ¿seremos unas frescas? Pero si no nos apetece peor, nos diagnostican como enfermas mentales. Sí, y llenas de culpabilidad, hacemos psicoterapia, tomamos pastillas, nos aplicamos geles lubrificantes, estrógenos... O lo hacemos sin ganas para complacerle a él. ¿No será otro el verdadero problema? Hablo de eso en el próximo artículo.