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Evidencias

La izquierda de voto fiel, antes de votar a «la derecha» se cortará el brazo.

Dicen que Vox surgió por la cicatería de algunos del PP, que se negaron a otorgar doscientos mil euros de subvención a Fundación Denaes; que, si lo hubieran hecho, no habría surgido Vox para «robar» muchos votantes de derecha que, antes de que existiera Vox, daban su voto al PP. No estoy de acuerdo con esta hipótesis. Primero porque, de no haber sido Abascal el impulsor de Vox, junto a personalidades como Vidal-Quadras también procedente del PP, habría aparecido otra formación que hubiese captado votantes insatisfechos con el Partido Popular. Porque Vox no creció porque a alguien se le ocurriese fundar «otro partido», sino porque el PP humilló y arruinó a tantos de sus votantes durante la época de Rajoy y Montoro que todavía hay millones de ciudadanos escarmentados con el PP que votan a Vox –conforman su «suelo» electoral–, que probablemente no volverán a votar al PP mientras vivan.

Así, el dilema del partido mayoritario de la oposición que, irónicamente, fue el ganador de las pasadas elecciones aunque no pudo formar gobierno por falta de alianzas (algo que sí consiguió hacer el PSOE), el problema realmente peliagudo que tienen los dirigentes del PP, es cómo remontar sabiendo que se hallan entre dos posiciones sin salida: es muy difícil que capten voto de Vox, por mucho que Vox y PP se empeñen en diferenciarse de cara al electorado, pues el voto conservador de Vox, además de las razones antedichas, no se conforma con las políticas del PP, que considera «socialdemócratas» de derechas. Del otro lado, es casi imposible que arañen una cantidad significativa de voto de izquierda, por mucho que traten de parecer, precisamente, «socialdemócratas», porque la izquierda «creyente» (tomo la terminología «creyentes ideológicos» de mi ensayo «Ateísmo ideológico», publicado hace unos años), la izquierda de voto fiel, antes de votar a «la derecha» se cortará el brazo. La única esperanza que podría tener el PP de gobernar a medio plazo sería que al menos un millón de votantes de izquierda se queden en casa y no voten.