Balón de Oro

Apuesta presidencial

El fichaje de «Carlo I El Pacificador» es apuesta personal de Florentino Pérez. Ha tenido que ser la intervención del presidente la que lograra romper las negativas del París Saint Germain para que el entrenador pudiera llegar al Santiago Bernabéu, del que hoy toma posesión.

Las contrataciones de técnicos han sido, en general, cuestión presidencial. Sólo Manuel Pellegrini fue una aceptación de mala gana. Por éste, «Don Niní» y Carlo Ancelotti ha habido que pagar traspaso, algo sorprendente en el Madrid porque, como ya ha dicho el propio Ancelotti, cualquier entrenador se siente casi obligado a aceptar una propuesta como la madridista.

Creo que sería error pensar que el entrenador italiano llega como bálsamo, que por su carácter está capacitado para poner orden en un vestuario que el portugués ha dejado lleno de aristas. Ancelotti es más que eso.

A sus condiciones personales, por todos cuantos le conocen ponderadas, une valores futbolísticos innegables. Su historia, como futbolista y entrenador, es lo suficientemente brillante para que esté muy justificado su contrato.

El cambio de figura en el banquillo aporta, además, un espíritu de convivencia con el club, jugadores, medios informativos y socios, muy distinto al vivido en los tres últimos años. Ancelotti podrá ser discutido como técnico, que ello va unido a su condición profesional, pero será difícil que se pongan en duda sus valores personales.

Evidentemente, además de configurar la nueva plantilla – Isco no puede ser la única incorporación estelar– y buscar identidad en el juego madridista, tendrá que poner paz y de ahí el sobrenombre que ya se le ha adjudicado.

Posdata. Florentino tiene otro reto: Gareth Bale. Llegará.