Lucas Haurie

Brindan los malos

La Razón
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Aunque por estrictos méritos y por ser más antigua en el escalafón que Álvaro Martín, su competidor, Mercedes Alaya debería haber continuado como refuerzo en la instrucción del saqueo del erario, el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía ha decidido apartarla debido a las «especiales circunstancias que concurren, determinadas por vicisitudes posteriores al primitivo acuerdo». Los aconteceres que acaecen en la rúa, o sea, o de cómo el lenguaje administrativo también puede ser una manta con la que tapar la más desvergonzada marrullería: podrían haber justificado su eyección esgrimiendo «el artículo 33» y el efecto habría sido el mismo. Corrió la champaña ayer, literalmente, en algunas dependencias de la administración autonómica y hubo doble ración de vítores para De Llera, que ha tardado poco más de tres años en zamparse a la magistrada, encargo que le hizo Griñán cuando lo cambió de destino (porque política lleva haciendo toda la vida) y que le renovó por dos veces Susana Díaz en sus distintos gobiernos. En algún lugar quedó escrito que el TSJA es independiente de los dos otros poderes de la Junta, el de San y el de Telmo, pero se trata sin duda de una morcilla que con admirable sentido del humor colaron los redactores del Estatuto de 2007. María Núñez Bolaños, la ahora titular del Juzgado de Instrucción 6 de Sevilla, mantiene una estrecha relación con el citado consejero, todos cuyos afanes se resumen en el deseo de ver enterrado el caso. Fue ella quien solicitó el apartamiento de Alaya, ordenado ayer por los esbirros de su amigo. Si conocen a algún imputado, llámenlo hoy para felicitarlo pero esperen hasta el mediodía: la noche ha sido larga y regada con abundancia.