María José Navarro

Consentir

Asistimos estos días a un espectáculo inesperado a cuenta de la presunta violación en la Feria de Málaga y que a estas alturas ya no sabemos si fue tal o es que la chica lo iba pidiendo a voces. Esta segunda opción es la que toma fuerza y desde aquí nos alegramos mucho de que contribuya a la creencia general de que ella es un zorrón verbenero, que es al final de lo que se trata. Varios aspectos curiosos de lo que sabemos hasta el momento: que el alcalde de la ciudad cree que no debe ser un suceso tan llamativo y comentado porque hay un montón de mujeres forzadas cada año en España. Más de mil, ha dicho. Y mi Feria no me la toquen que menuda es mi Feria. Muy llamativa también la reacción de algunos medios. Como la cosa no fue como contamos vamos a cargar la mano en la rectificación. Que no quede un testigo sin entrevistar que pueda refrendar que ella no era trigo limpio. Se la veía muy sonriente. Bingo. Especialmente notoria la cobertura que se le da a los implicados. Fotos, declaraciones, imágenes de sus rostros desolados. Verdugos convertidos en víctimas. Individuos asilvestrados dando lecciones de justicia. Y lo más gordo de todo. La utilización del presunto consentimiento como argumento para considerar a la mujer responsable de toda la sordidez del caso. Ellos se han llevado un susto por una tipa que estaba loca por llevárselo. Hasta aquí la historia, carpetazo. Y cuidadín que hay mucha loba suelta, queridos niños. Lo importante aquí es defender privilegios adquiridos. Y que ya no se investigue más, no vayamos a encontrar alguna otra acepción del consentimiento.