César Lumbreras

Corea y Samsung

La Razón
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Han querido las circunstancias que lo de Samsung me cogiese de viaje en Seúl. En las calles de esta ciudad, antes de llegar a los pasos de peatones, hay en el suelo de las aceras una señal que avisa del peligro que supone ir enfrascado en la consulta del móvil o del teléfono inteligente. No es un tema baladí, ni mucho menos, porque son abundantes los atropellos de personas que se han plantado en medio de la calzada y un coche ha terminado con su vida. Si en el metro de Madrid una buena parte de los viajeros van ensimismados consultando su móvil, chateando, viendo películas o leyendo, en el de Seúl es la práctica totalidad. Solo algún despistado o extranjero se dedica a mirar lo que hacen los demás. En sus calles sucede tres cuartos de lo mismo. Es la fiebre por los últimos adelantos tecnológicos en materia de comunicación, o mejor dicho de incomunicación, que está presente en la vida cotidiana. A la vista de lo anterior, se puede comprender el mazazo que ha supuesto para Corea lo sucedido con el último modelo de Samsung. Hablar de esta marca allí es como hacerlo en España del jamón ibérico o de Zara, por poner dos ejemplos diferentes. Samsung es la Marca Corea. Lo que ha pasado en los últimos días en aquel país trasciende con creces a los problemas que haya podido tener una empresa. Supongo que servirá para que hagan una reflexión. No se puede sacar al mercado un nuevo modelo de teléfono inteligente cada semestre. El sentido común dice que no da tiempo a cambiar muchos de los componentes y, cuando se hace eso, es posible que los nuevos no hayan pasado todas las comprobaciones de rigor. Luego, sucede lo que sucede. Va a ser cosa de que pongan también avisos de peligro para todas esas empresas que nos abruman con un nuevo modelo un mes sí y otro también. El mensaje podría ser muy simple: ¡peligro, empresa tecnológica que va como loca!