El desafío independentista

Cuidado, Mariano

La Razón
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Ya lo subrayé el día 1 de mi periplo en ésta la casa de Casals y Marhuenda: debemos estar todos a una detrás de Mariano Rajoy en la que constituye la mayor crisis de la democracia. En situaciones así, ante un golpe de Estado diez veces más letal que el 23-F, es menester aplicarse el cuento canovista: «Con la patria hay que estar, con razón o sin ella».

Dicho todo lo cual, no me van a doler prendas a la hora de apostillar todas las decisiones que tome. Aun siendo consciente de que, parafraseando al propio presidente, «es muy fácil ver los toros desde la barrera». La semana pasada le advertí del ridículo intolerable que habían perpetrado tanto el cuerpo diplomático como muy especialmente un CNI al que unos payeses de tres al cuarto hicieron un magistral tocomocho con las urnas. Siete días después es mi obligación moral recordarle la infinidad de veces que me han abordado por la calle con una frase que, palabra arriba, palabra abajo, es monotemática: «Siempre he votado a Rajoy pero si no aplica el 155 o pastelea con los golpistas, me iré con Ciudadanos [los más] o con Vox [los menos]». Si no han sido 50 veces, habrán sido 100. Muchas, en cualquier caso. El primer obstáculo ya está superado: el 155 se lleva aplicando de forma encubierta casi un mes, desde que se intervinieron las finanzas de la Generalitat, y sin careta desde el miércoles.

La reforma constitucional pactada con Sánchez es lo que más pone de los nervios al club de fans popular. La mera posibilidad de que se pueda resucitar el Estatut inconstitucional o de que se cuele la morcilla de «nación» en la Carta Magna es, como dirían los cursis, una línea roja. Roja chillona es la que trazan todas estas gentes cuando se menta la bicha en forma de perdón a unos delincuentes llamados Puigdemont, Forcadell, los jordis o Trapero. Cruzo los dedos para que Mariano Rajoy ejecute el triple salto mortal sin romperse la crisma: solventar el problema (1) dando una mínima salida a los malos (2) sin desquiciar a sus bases (3). Que no le vaya a pasar como a Churchill: que perdió el poder tras ganar la guerra.