Francisco Nieva

Cultura barata

No sería yo el dramaturgo en activo que soy sin el socorro de la cultura barata, de kiosco. En mis tiempos de niño la enseñanza dejaba mucho que desear, lo cual consta históricamente y es una vergüenza nacional. Enseñar a leer no pasaba de poder combinar y relacionar vocales con consonantes de no existir un voluntarioso iniciador a la lectura, para quien no tuviera suficientes voluntad y curiosidad, para enseñar a interpretar justa y debidamente un texto, de lo cual adolecen hoy muchos alumnos. Como entonces, tenemos necesidad de un profesorado mejor. Ante su falta podemos adquirir una vasta cultura a base del libro barato, de las ediciones populares, siempre a nuestra disposición y nuestro bolsillo. Quien no la adquiere es porque no quiere. Yo me siento un producto de esa barata difusión de la cultura. Después de la guerra civil, refugiada mi familia en el campo, una buena señora me prestaba ejemplares de la colección «Novelas y cuentos», en la que se publicaba en papel de periódico –de un color de sopa benéfica– lo más importante de la literatura universal, impreso a dos columnas bien compactas.

Mis padres, que eran unos intelectuales de izquierdas, compraban mucha literatura de aquella, publicaciones semanales de la susodicha «Novelas y cuentos», así como de «La farsa» y la «Novela de hoy». En la segunda se publicaban todos los estrenos que acontecían en los teatros de Madrid. Y era un tiempo en el que se mantenían todavía en activo autores como Benavente, Arniches, los hermanos Quintero y los Machado, además de otros notables escritores. ¡Cuánto lamento ahora no poseer la colección completa de aquella edición popular que tanto significó para mí! Aquellos fueron mis maestros y de tantísima gente más. En ella aprendí a escribir bajo especie teatral. Siempre hay que tener en cuenta la difusión popular de la cultura, que puede completar nuestra formación. Puede que nos llevemos muy agradables sorpresas. Como yo, que tuve la suerte de toparme con la novelita esotérica de Goethe «La serpiente verde». Un texto importante que me marcó muy seriamente. Proféticamente surrealista y, para mí, el mejor modelo a imitar. Recientemente se ha vuelto a publicar como gran exquisitez en el conjunto de su obra genial. No es mal consejo que nos mantengamos al corriente del libro barato, en el que late el corazón de la cultura universal.