Fernando Rayón

De programas electorales

La Razón
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Después de tantas elecciones y campañas, encontrar un partido que pueda sorprendernos con alguna de sus propuestas ya no resulta fácil. Pero lo intentan: hay quien quiere legalizar la prostitución, la marihuana, o llevarse el Senado a Barcelona. Lo que haga falta con tal de ser originales y novedosos. Y es que movilizar a los electores que dicen que no van a votar, o a los que aún no tienen decidido su voto, es tarea que muchos se toman en serio, aunque sus propuestas parezcan una broma. Mientras tanto, las cosas más necesarias, las que nos afectan cada día, no resultan tan atractivas para los partidos. Imaginemos por un momento que un partido político hubiera propuesto en las autonómicas catalanas pagar de inmediato, incluyendo todos los atrasos, a las farmacias; o que, en esas mismas elecciones, otro partido hubiera propuesto que la Generalitat pagase todos los atrasos que tiene con los hospitales concertados –no les paga desde mediados de junio– y que se pusiera al día de esos 1.500 millones de euros que debe y que va a llevar a los hospitales a no pagar sus nóminas de noviembre. ¿No sería una buena propuesta que afecta a muchos catalanes? Pues nadie dijo nada. Al menos nadie lo propuso.

Vayamos al ámbito nacional e imaginemos que, a raíz de los atentados terroristas de París, algún partido propusiera una o varias medidas que mejoraran la seguridad de los españoles. ¿No habría muchos ciudadanos que comprarían esas propuestas? Me dirán que cualquier propuesta o programa electoral palidece en estas próximas elecciones frente al desafío independentista. Y no lo negaré. Pero tampoco es menos cierto que –como recuerdan siempre los grandes empresarios y políticos– son las crisis, la situación que hoy vive España, una oportunidad inmejorable para ofrecer una alternativa firme e imaginativa.

Pongo un ejemplo. Si, ante los atentados parisinos, Ciudadanos decide sumarse al pacto antiyihadista y Podemos no, ya pueden los electores sacar una primera conclusión. Pero si algún otro partido propone medidas nuevas y complementarias, quizá alguien más pueda sentirse atraído hacia sus propuestas. Otro ejemplo. Tengo la sensación de que el independentismo catalán se ha dado cuenta de que plantear nuevos retos y desafíos antes del 20-D sólo podría beneficiar a un futuro gobierno del PP más fuerte. Y eso no lo quieren. No lo quisieron nunca, y ahora sabemos por qué. Pero si los partidos políticos españoles se presentan a estas elecciones con programas que procuren no molestar a los partidarios de la secesión, las consecuencias serán desastrosas.

Por eso cuando me entero de que el PP va a incluir en su programa referencias claras a la unidad de España, protección de los símbolos, o reformar la Constitución para suprimir la disposición transitoria cuarta que establece un procedimiento para la incorporación de Navarra al País Vasco, no puedo estar más de acuerdo. Sobre todo porque el artículo 145.1 de la misma Constitución prohíbe expresamente la federación de comunidades autónomas. Y, sobre todo, tendremos una campaña electoral sería. ¡Que falta nos hace!